Cuando llega el momento de ir a la playa hay que organizarse bien y no olvidarse de nada. Los elementos imprescindibles de este verano en las bolsas y mochilas deberían ser una botella de agua, crema solar y, por último, pero no por ello menos importante, una sombrilla.

Muchas tiendas, como por ejemplo Decathlon, venden sombrillas de diferentes estilos y para distintas necesidades. Lo último, por ejemplo, son los parasoles con protección 50 que, además, se colocan en la arena y quedan como una tienda de campaña cortada por la mitad, pero con un diseño muy parecido a las sombrillas de siempre.

También está la posibilidad de comprar el diseño de sombrilla de "toda la vida" pero también con filtro solar y con posibilidad de colocarla tumbada y crear un pequeño iglú. Existen también unas carpas que se pueden adquirir para poder colocar la mesa debajo y comer tranquilamente si se elige la posibilidad de pasar todo el día en la playa. Por último, también es posible encontrar otro tipo de sombrillas que son como un refugio y ostentan el equivalente a una protección solar de factor 30.

El universo de las sombrillas se ha sofisticado tanto que también se han diseñado complementos para mejorarlas. Por ejemplo, una suerte de pincho para evitar que el parasol salga volando o un pequeño perchero para colgar ropa o bañadores.

A pesar de la existencia en el mercado de varios tipos de sombrillas, con diferentes usos y prestaciones, para los dermatólogos Rosa Taberner, de Son Llatzer, y Víctor Janer, de la clínica Juaneda, las sombrillas no son completamente eficaces para evitar que el sol cause daño en nuestra piel ya que los rayos solares pueden rebotar en el agua. "Es un complemento muy útil a la hora de conseguir sombra y de evitar quemaduras solares pero no consiguen impedir que una pequeña parte de los rayos se filtren", comentan.

Además, ambos subrayan que quemarse con el sol no es la única consecuencia de una larga exposición solar. Los efectos nocivos del sol se acumulan en la piel, que tiene memoria, y toda aquella radiación que recibe nuestra epidermis se queda almacenada.

Así, según los médicos consultados por este diario las largas exposiciones solares pueden provocar el envejecimiento de la piel, la aparición de arrugas, las manchas en la piel, además de aumentar el riesgo de tumores cutáneos, como el vaso celular o el más conocido, el melanoma.

Evitar las horas críticas

Según Víctor Janer, no se debe estar todo el día en la playa, "mas del 20% de los rayos solares que recibimos son dañinos para la salud". Por lo tanto, se tiene que evitar una exposición innecesaria a la luz solar. "Siempre es mejor evitar las horas críticas del día, desde las 12 hasta las 18 horas", detalla el dermatólogo. Comenta asimismo que las sombrillas de protección 50 son buenas, pero que las de "toda la vida" también sirven, "son unas sombrillas de tela gruesa que evitan que el sol traspase".

El dermatólogo también aprueba para protegerse del sol aquellas sombrillas que coloca el ayuntamiento o el concesionario de cada playa.

"Aunque la sombrilla de paja no es 100% segura contra los rayos solares, pero ninguna lo es del todo", agrega. Janer aporta otro dato significativo sobre los fotoprotectores o cremas: "El filtro mineral es mucho más eficaz que el químico y además es mucho mejor para los bebes".

Rosa Taberner comenta que, bajo la sombrilla, el sol también puede incidir sobre la piel, pues este rebota en la arena. "Hay que combinar el uso de cremas protectoras con las sombrillas".

Las mejores, según la dermatóloga, son aquellas de un material denso, "como seria la tela de unos vaqueros", que no dejan traspasar casi ningún rayo. Asimismo, insiste en que ponerse moreno es malo, aunque la piel no se haya quemado antes. El bronceado es un mecanismo de defensa que tiene el cuerpo: significa que la piel ha sido agredida por el sol y la melanina se ha activado para evitar esa agresión.

Los fotoprotectores evitan las quemaduras solares, pero no protegen de todas las agresiones del sol.