Artritis reumatoide: la importancia de una intervención precoz para mejorar el futuro de los pacientes

Los dos primeros años de evolución de la enfermedad son claves para mejorar el futuro de los pacientes

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Mercedes Alperi (Jefa de Reumatología del HUCA)

La artritis reumatoide es una enfermedad grave y bastante frecuente: afecta aproximadamente a 200.000 personas en España. Sin embargo, es desconocida por la mayoría de la población.

Aunque mucha gente las confunde, la artritis y la artrosis tienen características bastante diferenciadas:

–La artritis es la inflamación articular, es más frecuente en jóvenes y característicamente produce dolor nocturno y en reposo.

–La artrosis es un proceso degenerativo en el que se daña el cartílago, se acentúa con la sobrecarga y el sobrepeso, suele aparecer en mayores y produce dolor desencadenado por el movimiento.

La artritis reumatoide una enfermedad crónica que causa la inflamación de las articulaciones y que en ocasiones puede dañar órganos como el pulmón, el corazón o el riñón. Se considera una enfermedad sistémica. Es más frecuente en mujeres entre los 45 y 55 años, aunque puede darse en cualquier sexo y a cualquier edad. No es, por tanto, un enfermedad típica de ancianos.

Su causa es desconocida y probablemente debida a múltiples factores y secundaria a la acción de uno o más agentes desencadenantes sobre una población predispuesta genéticamente. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune. En condiciones normales, el sistema inmune nos defiende de la posible agresión de agentes externos (generalmente de microbios), pero en esta enfermedad el sistema inmunitario deja de reconocer como propios algunos componentes del organismo –articulaciones y otros órganos–, los lesiona y los hace enfermar.

En el HUCA disponemos de una unidad destinada a diagnosticar y tratar precozmente a los afectados por la enfermedad en cuanto comienzan los síntomas

Lo más frecuente es que la artritis comience con dolor e inflamación en las articulaciones y con una rigidez que es más intensa por la mañana, al levantarse, y puede durar hasta varias horas. Es característico que el dolor sea de máxima intensidad por la noche y que las molestias alivien con el movimiento y lo largo del día.

Afecta especialmente a las articulaciones más móviles como las de las manos y los pies, así como muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. La inflamación mantenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación, lo que conduce a una deformidad progresiva de las articulaciones, llevando a los pacientes a sufrir incapacidad e incluso a tener una vida más corta.

Estas enfermedades cambian la forma de vida de las personas que las padecen. Los pacientes tienen que convivir con un dolor constante que les incapacita para el desarrollo normal de sus actividades diarias, como lavarse, vestirse, comer y desarrollar un trabajo a tiempo completo, con las consecuencias que esto acarrea para el estado psicológico del enfermo. Resulta frecuente que los pacientes presenten un cuadro de ansiedad o depresión.

Gracias a los nuevos tratamientos, un gran número de pacientes puede llevar una vida prácticamente normal y seguir trabajando

El curso y la gravedad de la artritis reumatoide pueden variar considerablemente de un paciente a otro, dependiendo de las características de la propia enfermedad y de la rapidez con que se realice el diagnóstico y se inicie un tratamiento. De ahí la importancia de la derivación precoz del paciente desde Atención Primaria al reumatólogo, ya que los dos primeros años de la evolución de la enfermedad son claves para mejorar el pronóstico de los pacientes en el futuro.

En el servicio de Reumatología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) disponemos desde el año 2002 de una unidad destinada a diagnosticar y tratar precozmente a los pacientes en cuanto comienzan con los síntomas. Esta consulta obtuvo el sello de excelencia en la asistencia a los pacientes con artritis reumatoide otorgado por la Sociedad Española de Reumatología (SER).

Los tratamientos modificadores de la enfermedad son la base fundamental de la terapia frente a la artritis. Estos tratamientos actúan frenando los mecanismos inmunológicos que dan lugar a la enfermedad y, por lo tanto, sus consecuencias de inflamación y destrucción articular.

Afortunadamente, los nuevos tratamientos disponibles para la artritis han cambiado la evolución natural de esta enfermedad. Un gran número de pacientes puede llevar una vida prácticamente normal y continuar trabajando, e incluso no presentar síntomas. Esto va a depender fundamentalmente de que reciban el tratamiento correcto lo antes posible.

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  1. La artritis reumatoide y el resto de las enfermedades reumáticas de origen autoinmune no se pueden prevenir. Se desconoce el factor responsable de que un paciente sufra la enfermedad. Por consiguiente, hasta la actualidad no hemos conseguido prevenirla.
  2. Los fumadores tienen mayor probabilidad de padecer artritis reumatoide que los no fumadores. Este hecho podría estar relacionado con la mayor frecuencia de infecciones bronquiales y de la boca de los fumadores. Por otra parte, no es recomendable el consumo de alcohol debido a que tanto éste como los fármacos antirreumáticos se metabolizan a nivel hepático, pudiendo aumentar así los posibles efectos secundarios de la medicación.
  3. Mantenimiento de hábitos alimenticios saludables. No hay ninguna dieta que modifique el curso de la artritis reumatoide. Es obvio que la obesidad supone una carga adicional para las articulaciones. Por este motivo, es recomendable evitar el sobrepeso.
  4. Los eventos cardiovasculares son más frecuentes que en la población general, por lo que los pacientes deberán controlar factores de riesgo como la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes.
  5. El ejercicio físico moderado, sin cansarse, debe formar parte de la vida diaria del paciente con artritis, porque mantiene y mejora la función articular y contribuye a evitar la deformidad, la pérdida de fuerza y la osteoporosis. Se recomiendan natación, bicicleta estática y caminar, evitando aquellos deportes que supongan cargas, pesos o impactos sobre las articulaciones.
  6. Cuando las articulaciones están más dolorosas e inflamadas (brotes), debe disminuirse la actividad habitual. Se recomienda el reposo de las articulaciones afectadas. No es conveniente un reposo total en la cama.
  7. Las terapias alternativas como acupuntura, homeopatía, naturopatía, suplementos herbales o dietéticos carecen de estudios científicos que garanticen su eficacia y seguridad. Lo importante es realizar el tratamiento médico pautado de forma correcta y se debe recomendar al paciente que consulte siempre con su médico antes de comenzar cualquier terapia de medicina alternativa.

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