La maratoniana que más sabe sobre lesiones es asturiana: trabaja en el quirófano al tiempo que corre (y mucho)

La traumatóloga ovetense se ha pasado del triatlón a la maratón, al tiempo que trata lesiones vinculadas al ejercicio físico

Luisa Ibáñez entrenándose

Luisa Ibáñez entrenándose / L. I.

Antonio Lorca

Antonio Lorca

A Luisa Ibáñez fue el deporte lo que la llevó a la medicina. La ovetense hizo atletismo desde que era muy pequeña, primero en el colegio y después en el Universidad de Oviedo. Y fue a raíz de una lesión, de la que se trató en la Escuela de Medicina que estaba por entonces al lado del CAU, cuando empezó a entrar en contacto con la que acabaría siendo su profesión. Estudió la carrera en Oviedo, entre 1988 y 1994. Hizo la residencia en Lugo, estuvo tres años en Lanzarote, y le ofrecieron volver a Lugo, donde sigue a día de hoy.

En cuanto al deporte, tras el atletismo comenzó con el triatlón, que practicó hasta 2022, corriendo media distancia y algún "Ironman". Esta especialidad le exigía demasiado tiempo de entrenamiento, lo que la obligó a dejarlo. Pero, para matar el gusanillo, comenzó a prepararse una maratón. Corrió el de Valencia y se clasificó para el de Boston (EE UU), que completó el lunes pasado. Aunque el objetivo es reducir los entrenamientos, y preparar una maratón no es lo ideal para eso, reconoce que no puede prometer que el del lunes haya sido el último: "Eso nunca se sabe".

A la izquierda, con la selección de voleibol. A la derecha, en el quirófano

A la izquierda, con la selección de voleibol. A la derecha, en el quirófano / L. I.

En lo profesional, trabajó en el Lugo de fútbol hasta 2017, es consultora del Breogán, equipo de baloncesto de Lugo que milita en la ACB, y desde 2018 viaja con la selección española femenina de voleibol. De hecho, pronto estará en Gijón, en la Liga Europea que se organiza allí. Trabajó en el hospital público de Lugo, el ULA, hasta que en 2015 pidió la excedencia y ahora trabaja en el Quirón de Lugo, donde está especializada en el ámbito deportivo.

Una de las ventajas que tiene Luisa Ibáñez para ejercer su profesión es que sabe por lo que pasa un deportista, porque ella lo ha sido y todavía lo es. "Hacemos lo posible por prevenir y evitar lesiones, pero en un deportista siempre están ahí. En muchos tipos de lesiones se puede hacer mucho por prevenir. Los programas de prevención pueden ayudar a reducir hasta un 70 por ciento el riesgo de lesiones, pero un traumatismo no lo puedes prevenir", explica. Luego, en el deporte profesional, están "los calendarios apretados, con poco descanso, algunas plantillas más cortas...".

A la izquierda, con personal del Breogán. A la derecha en la maratón de Boston

A la izquierda, con personal del Breogán. A la derecha en la maratón de Boston / L. I.

Una de las razones que la llevan a tratar a reducir el número de horas de entrenamiento es que, luego, en el trabajo, el esfuerzo físico también es grande: "Llevar todo ese esfuerzo físico con las cirugías no es sencillo. En la operación de un cruzado se hacen gestos técnicos, son jornadas largas de operación, con tensión...". Está especializada en gente que hace deporte, pero no solo en deportistas: "Veo a muchos deportistas, mucho hombro, rodillas, pero también de deportistas veteranos, populares, que tienen lesiones".

Este 2024 tiene previsto venir a Oviedo a celebrar con sus compañeros los 30 años desde que se licenciaron en Medicina. Tres décadas en las que todo ha evolucionado mucho, especialmente en el campo en el que trabaja la doctora Ibáñez: "Ha habido muchísima evolución. Casi todas las técnicas artroscópicas que hacemos no se hacían. Las pantallas, las herramientas tecnológicas, han ayudado mucho. Por ejemplo, antes no se cosían meniscos de futbolistas, los quitaban, y ahora sí lo hacemos y el futuro de la rodilla es mejor con menisco que sin menisco". Procesos en los que muchas veces hay que negociar con el paciente y se puede llegar a "salvar el menisco y el cruzado". También se ha mejorado "en cirugías de hombro": "Todo esto nos lo ha permitido el avance tecnológico. Antes tenías cintas de VHS o de Beta, no tenías buen contraste de luz, ahora tienes fibra óptica y ves mucho más".

En la maratón de Valencia

En la maratón de Valencia / L. I.

Unos avances que sirven para más cosas, como para reducir el tiempo de las lesiones: "Han mejorado las técnicas, lo que permite periodos más cortos de recuperación. Los plazos biológicos no se pueden acortar, pero sí se puede trabajar de otra manera. Antes se recomendaba reposo y ahora se recuperan preparándose", explica la doctora ovetense. Lo que sí tiene claro es que para ella es tan importante Javier Gómez Noya, uno de sus más ilustres pacientes, como cualquier otro: "No reparo en eso; en la gente corriente puedes aplicar lo que aprendes en los deportistas".

Y todo ello preparando una maratón, el de Boston, que disputó el lunes, superando colinas, completando los más de 42 kilómetros sin mucho tiempo para visitar demasiado de la ciudad. Y es que "hay que volver a trabajar". El deporte está en sus manos.

Uno de los mejores triatletas de la historia, el gallego Javier Gómez Noya, es uno de los pacientes a los que ha tratado Luisa Ibáñez. Su lesión, justo antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, fue un momento complicado para el deportista y para los que le rodeaban, como la ovetense: "Fue dramático para todos. Era una medalla casi segura que se escapaba. Se lesionó en la concentración que estaba haciendo en Lugo. Le conozco desde que era un niño y decidió quedarse allí para la cirugía, que fue en julio; los Juegos eran en agosto".

A la izquierda, en un partido del Breogán. A la derecha, de nuevo en el quirófano

A la izquierda, en un partido del Breogán. A la derecha, de nuevo en el quirófano / L. I.

La doctora de Javier Gómez Noya

Uno de los mejores triatletas de la historia, el gallego Javier Gómez Noya, es uno de los pacientes a los que ha tratado Luisa Ibáñez. Su lesión, justo antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, fue un momento complicado para el deportista y para los que le rodeaban, como la ovetense: «Fue dramático para todos. Era una medalla casi segura que se escapaba. Se lesionó en la concentración que estaba haciendo en Lugo. Le conozco desde que era un niño y decidió quedarse allí para la cirugía, que fue en julio; los Juegos eran en agosto».

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