El sacerdote poleso Eustasio Sánchez Fonseca, más conocido como “Tito”, falleció ayer, a los 63 años de edad, víctima de un infarto. El cura se encontraba en la casa parroquial de Valdesoto, donde residía tras haberse hecho cargo de Cáritas en la zona hace una década. Según explicó anoche el párroco de Pola de Siero, Fermín Riaño, Sánchez ya se había sentido indispuesto previamente y no había podido oficiar un funeral que tenía asignado.

Natural de Pola de Siero, de donde también es su familia, el fallecido sacerdote desempeñó diversos trabajos en su juventud, entre ellos el de montador de muebles, antes de acudir al seminario y ordenarse. De su trayectoria religiosa destacan su paso por Caso y los diez años que fue párroco en San Román de Candamo, de donde salió con destino a Valdesoto para lamento de buena parte de sus feligreses, que mostraron sus quejas en la última homilía que “Tito” pronunció en San Román.

En la parroquia sierense se instaló como encargado de Cáritas. “Residía en la casa parroquial porque el cura de Valdesoto vive en Carbayín”, explicaban ayer los vecinos.

Durante los últimos diez años, Sánchez se encargó de oficiar misas en parroquias como Celles, La Collá, Muñó o Santolaya.

Valdesoto anocheció ayer conmocionada por la pérdida de un sacerdote que no dejaba a nadie indiferente. Un sentimiento que resumen las palabras de Avelino Cabeza, uno de los veteranos de la parroquia. “Era un sacerdote muy próximo, muy cercano, capaz de quedar desnudo para que los demás no pasasen falta”, señaló con pesar. Cabeza añadió que “Tito” era “una persona muy abierta y querida. Sus misas gustaban mucho, porque era un cura que en las homilías hablaba muy claro, muy del pueblo. No insistía tanto con Jesucristo y Dios como otros curas”.

La salud de Sánchez se había deteriorado en los últimos días, según apuntan fuentes cercanas. Sin embargo, el fallecimiento ha sido acogido con absoluta sorpresa por los que le conocían, que, reconocen, como es el caso de Cabeza, que le van a “echar de menos”.