Fue una mañana de nervios en la residencia de mayores de Lugones. El centro del ERA acogió este jueves a su primera residente, Mari Luz San Miguel Álvarez, que va a cumplir 92 años y que se traslada desde la residencia de El Cristo, en Oviedo, hasta esta nueva instalación, donde tendrá más cerca a una familia que está volcada con ella. San Miguel, que padece alzheimer, es según su hijo, Carlos Gil, "muy obediente y muy buena". Ella lo confirmó nada más cruzar la puerta de entrada al centro recién estrenado: "Está todo muy bien y todo lo que usted me diga me parece bien", le dijo a la directora de la residencia, Yobana Triguero.

Fue recibida por el resto de personal que la va a acompañar estos días, en los que será la única residente, y sus hijos Carlos y Luis Gil la ayudaron a instalarse, dieron indicaciones sobre la medicación que tiene que tomar y cuándo. Mari Luz era capaz de leer hasta hace poco, una de las grandes aficiones de una mujer que se dedicó a criar a sus hijos. Natural de Turón, se casó con un trabajador ferroviario y vivió casi toda si vida en Oviedo. Sus hijos la adoran, pero es que su nieto Borja Gil no se pudo aguantar y antes de que Mari Luz hubiera conocido su nueva habitación se presentó allí con su biznieta Sheila, de 8 meses, que emocionó a su tatarabuela.

"Decidimos traerla por proximidad con la familia, mi hermano vive en Lugones, mis sobrinos viven en Lugones, los nietos de mi hermanos viven en Lugones, nosotros en Meres, estábamos encantados con la anterior residencia, pero la traemos para estar más cerca de ella", explicaba su hijo Carlos. La razón por la que la ingresaron en una residencia hace cinco años fue por la enfermedad que padece: "Decidimos que la cuidaran profesionales".

Carlos habla con admiración de su madre: "Se dedicó a cuidarnos a nosotros, mi padre falleció hace 36 años, nosotros intentamos estar a la altura de todo lo que hizo por nosotros". Un amor que ha pasado a la siguiente generación: "Sus nietos la quieren con locura, entre cinco y siete días a la semana tiene mi madre visita garantizada", explica Luis Gil, que insiste en que "siempre ha sido una extraordinaria persona". Sobre sus aficiones, explica que "ha sido una extraordinaria lectora, también siempre le encantó coser, cuando iba a tener una nieta o un nieto les hacía un traje de asturiano o de asturiana, tengo sobrinas en Alicante, iba a Alicante y les llevaba el traje y les quedaba siempre estupendamente". La demostración de las palabras de Luis fue la llegada de Borja junto a Sheila, a la que Mari Luz cogió enseguida la mano.