La Nueva España de Siero

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José Antonio Coppen

Bitácora de Lugones

José Antonio Coppen Fernández

El humor y la risa

Reflexión sobre un sentido de la vida que va ligado directamente al desarrollo de la inteligencia

En primer lugar, hay que decir que el humor y la risa son fenómenos propiamente humanos que caracteriza la vida de la relación. "La risa es el mayor regalo de los dioses", afirmación que obedece al director teatral Peter Brook, hace años Premio Princesa de Asturias de las Artes. La risa que derivada del buen humor puede proporcionarnos momentos de felicidad. De igual modo que llevamos a todas partes el Documento Nacional de Identidad, debería acompañarnos en el viaje de la vida el sentimiento de humor, del buen humor. Efectivamente, el buen humor es un deber que tenemos para con el prójimo, según E.W. Stevens. Un comportamiento así puede ser una declaración de la superioridad del hombre. En general, las personas, siempre hay excepciones, prefieren más estar al lado de quienes disponen de un buen sentido del humor, que de sujetos de carácter áspero. Añadiremos que la alegría no es cuestión de las facciones del rostro, más bien del semblante del alma. Además de ser muy saludable, el buen humor, utilizándolo hábilmente, puede resultar pacificador de contertulios cuando en una reunión se crean momentos de fricción por cuestiones bizantinas por las que no merece la pena ni fruncir mínimamente el ceño.

Y debe quedar bien claro que el humor no es contrario a la seriedad, sino que es contrario al aburrimiento. Y es que existen bastantes personas por ahí amargadas y, lo que es peor, tratando de amargar la vida a los demás, sin que con la mínima frecuencia la sonrisa asome a sus labios. Reír o hacer sonreír es ser un poco más feliz, además de resultar muy beneficioso para la salud, según los científicos. Es también una manera de granjearse las simpatías, y hasta la admiración, no tanto por las virtudes necesarias para alcanzar las buenas acciones, sino, sencillamente, por la buena disposición del ánimo que permite despertar la alegría de los demás. Está demostrado que la propensión a mostrarse alegre y complaciente puede proporcionar socialmente una jugosa rentabilidad. Cada vez son más las mujeres que declaran en los medios de comunicación su deseo de coincidir con un novio que les haga reír, entre otras cualidades.

Recientemente, un amigo me dijo que la juventud no tiene o tiene poco sentido del humor. Y así es, tal como lo describen los especialistas en la materia. A sus opiniones nos vamos a referir para que quede debidamente clara la afirmación. Son dos las razones, por un lado, para poder captar el sentido del absurdo de las cosas es necesario el desarrollo del lóbulo frontal que lo hace muy tarde y que en la adolescencia todavía no ha madurado completamente.

Pero es que, además, las personas que poseen un mejor sentido del humor son aquellas que tienen un buen dominio de sus emociones y en la adolescencia, por definición, chicos y chicas están todavía aprendiendo a hacerlo. Según se nos advierte, el desarrollo del sentido del humor va ligado al desarrollo de la inteligencia. Y es que cuanto más inteligente es una persona más capacidad para el humor tendrá y de igual forma ocurre a la inversa, cuanto mayor es el sentido del humor de alguien más capacidad tiene de desarrollar su inteligencia. Así los especialistas rematan la faena sugiriendo se ayude a los adolescentes a desarrollar su inteligencia, les ayudará también a aumentar su sentido del humor. Por algo el 26 de abril se celebra el Día Internacional del Humor.

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