Pontevedra, J. A. O. R.

Uno de los capellanes del Provincial, Alfonso Trasar, afirma que con la muerte de Agapito «se ha ido una parte de la historia del hospital». Durante los últimos años su salud se había ido deteriorando progresivamente y ya no podía hablar «pero yo me acercaba por su habitación y estaba un ratito con él, le hacía algún gesto y se quedaba mirando. Aunque no podía expresarse, en el fondo apreciaba la compañía», comenta, y dedica palabras de elogio al personal sanitario que atendió a Agapito durante toda su vida: «El calor humano es fundamental en el aspecto psíquico y moral y Agapito vivió del cariño del personal de enfermería».

El pasado miércoles, durante una misa celebrada en la capilla del hospital en memoria de Agapito Pazos, el capellán resumió lo que todo el personal sentía: «Se nos ha ido el niño».