Madrid, Módem Press

El jurado del premio «Café Gijón», reunido en el emblemático establecimiento madrileño del que toma su nombre, otorgó ayer a la novela «El grito», del escritor malagueño Antonio Montes, este galardón, dotado con 30.000 euros y la publicación del libro premiado. «El grito» transcurre en el velatorio de una anciana en un pueblo pequeño, donde se dan cita los vecinos de la fallecida. Según la presidenta del jurado, Rosa Regás, «Antonio Montes construye su novela sobre una doble trama, con un final sorpresivo que aúna pasado y presente». La elección de «El grito» se produjo por mayoría, no por unanimidad, en una cerrada competencia entre tres novelas.

Además del autor -quien confesó que no dio crédito a la llamada que en la noche del martes le hizo Rosa Regás para comunicarle que era el ganador-, asistieron al acto la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso; la portavoz del Partido Popular, Pilar Fernández Pardo, y los escritores José María Guelbenzu, Marcos Giral, Antonio Colinas y María Teresa Álvarez, entre otros. Estuvieron presentes, asimismo, el columnista Ladislao de Arriba, el secretario de la Fundación Príncipe de Asturias, Juan Luis Iglesias Prada, y el subsecretario del Ministerio de Agricultura, Santiago Menéndez de Luarca.

Antonio Montes nació en la pequeña localidad malagueña de Montejaque, el escenario de su novela -aunque no lo nombre explícitamente-, hace treinta años, y reside actualmente en Marbella, donde trabaja como asesor de empresas: «Debo de ser el único asesor de empresas de Marbella que no ha estado en la cárcel. Por suerte, las cosas han cambiado mucho en la Costa del Sol», bromea, y seguirá trabajando en lo mismo, porque «aunque me encantaría vivir de lo que escribo, es muy difícil hacerlo, por no decir que prácticamente imposible. Llevo presentándome mucho tiempo a concursos pequeños con pequeñas dotaciones económicas, así que considero los premios como una ayuda».

Montes describió «El grito» como «una novela claustrofóbica tanto en el tiempo como en el espacio». Transcurre durante el velatorio de una anciana que muere en la primera página de la novela. «Mucha gente acude a su casa al velatorio. Se desarrolla en un pueblo muy pequeño, cuando los velatorios se realizaban en las casas y no en los tanatorios, como en la actualidad», señaló. El título no alude al cuadro de Munch, sino a las primeras y últimas palabras de la novela, que son dos gritos «para cerrar el círculo de la novela».

En esta edición se presentaron un total de 388 obras originales, 132 extranjeras y 256 españolas, de las cuales 49 fueron remitidas al jurado en papel y 207 en formato digital, como la ganadora: «Es más rápido y más barato hacerlo así», confesaba el autor, que añadió sin complejos que había utilizado la fórmula del «cortar y pegar» para confeccionar la novela: «Cuando escribo sólo pienso en pasármelo bien, quizá porque no he publicado nunca. Ni siquiera esperaba que esta novela se publicase. Tengo muchas novelas en los cajones con las que sólo intentaba divertirme, jugar y experimentar. Intento crear cosas nuevas dentro de mis posibilidades y creo que lo he conseguido con esta novela: crear un juego con los personajes mezclándolos casi por azar y sin ninguna lógica. Escribí la trama completa y luego situé trozos al azar, "corta y pega", para dar una mayor sensación de agobio al no saber qué personajes iban a aparecer en cada momento de la historia».

José María Guelbenzu, miembro del jurado, destacó de Antonio Montes «su oído estupendo para caracterizar a los personajes y una gran facultad para cruzar voces, lo que dinamiza mucho la novela y no la reserva para un público minoritario». Antonio Colinas, compañero de Guelbenzu en el jurado, resaltó que «además de estar muy bien escrita, el lenguaje de la novela es muy fluido. Muestra una galería riquísima de personajes que, abordados por otro autor, podían haberse convertido en un conjunto de tópicos».

Ésta será la cuarta ocasión en que la editorial Siruela publique la obra ganadora del premio «Café Gijón».