Madrid, Agencias

El Gobierno salió al paso de las declaraciones de los obispos españoles que relacionaron anteayer el problema de la violencia machista con la pérdida de peso de la familia tradicional en el país. El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, que además es responsable de las relaciones del Ejecutivo con la Iglesia, pidió ayer a la jerarquía católica que «no equivoque el diagnóstico» en materia de malos tratos, y rechazó que este tipo de violencia esté vinculada a los nuevos modelos de familia, «sino a la dominación del hombre sobre la mujer, a la desigualdad».

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, planteó al término de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal que «los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho». El ministro reconoció que «la Iglesia puede hacer mucho por la igualdad entre varones y mujeres, pero es importante que no equivoque el diagnóstico».

Ramón Jáuregui calificó de «buenas» las relaciones entre Iglesia y Estado, y para ello argumentó la reciente visita de Benedicto XVI a España y la que el Papa prepara para el 2011 a Madrid en su encuentro con los jóvenes. «Nos parece un gran acontecimiento para la Iglesia, para los católicos y para España, y estamos colaborando intensamente en eso».

Menos diplomático fue ayer el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien ha relacionado la violencia machista con la cultura y la educación religiosas.

El director del Foro de la Familia, Ignacio García, afirmó ayer que «un 80% de los casos de abusos y violencia se dan en parejas desestructuradas o bien en aquellas que ni siquiera lo son».