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Salas, bioquímica, discípula de Severo Ochoa y maestra de Garmendia, se deshace en elogios hacia la que fue su discípula -llevó su tesis sobre mutagénesis dirigida en sistemas de replicación-. «La persona en la que han confiado, Cristina, es muy valiosa. Tiene una doble formación, ha sido empresaria y, además, ha hecho investigación básica», destaca Salas, y recuerda que Garmendia es «una persona entusiasta, trabajadora y con grandes cualidades». La que fue su maestra ha hablado con ella para felicitarla y la ha encontrado «muy animada e ilusionada. Ella se toma con mucho interés todo lo que hace».

Salas está segura de que el perfil de Garmendia servirá para una tarea que considera muy necesaria, la de «fomentar y apoyar la investigación básica y respaldar a los jóvenes para que se dediquen a la investigación». La investigadora se lamenta de que «hay una gran falta de vocaciones científicas ya que la gente joven no ve futuro ilusionante en la carrera investigadora». Se muestra contenta porque está segura de que será uno de los objetivos de la nueva ministra.

Sea como sea, la apuesta es novedosa y requiere paciencia, según López Otín. Y es que recoger los frutos puede ser cuestión de varios años. Además este catedrático insta a la prudencia ante el cambio de las competencias en la universidad: «Es fundamental que la universidad siga siendo el lugar donde se forjan los talentos», por ello es prudente y sugiere como actitud fundamental «mantener el apoyo y prestar atención a la universidad». ¿El riesgo?: Que quede «engullida por el sistema de desarrollo tecnológico sin respetar la labor académica», afirma el experto, quien además recuerda que no debe olvidarse «que los que van a los centros de élite son universitarios».

La nueva estructura ministerial de la cartera de Garmendia, cuenta con dos secretarías de Estado, la de Universidades, recientemente aceptada por el rector de la Universidad de Barcelona, Marius Rubiralta, y la de Investigación, al frente de la cual estará el presidente del CSIC, Carlos Martínez Alonso. Ambos le merecen también a López Otín una gran confianza y destaca que el secretario de Investigación y la Ministra tienen «muchas cosas en común».

Sin duda al nuevo Gobierno le harán falta mucho más de los famosos «cien primeros días de gracia» para demostrar el acierto del proyecto. Sin embargo, para López Otín está claro -en lo que a la ciencia se refiere-, que se trata de una nueva etapa en la que «todos, independientemente del partido, deberíamos estar orgullosos», ya que, «apuestas como éstas son las que han llevado a grandes cambios a países como Finlandia u Holanda», declara el bioquímico. «Hay que tener paciencia».