Gijón, J. C. GEA

La ironía, en su sentido original de conocimiento mediante el distanciamiento, es el método que han empleado los hermanos Josh y Benny Safdie para encarar una infancia peculiar junto a un padre peculiar. Una ironía cálida y un tanto caótica, como la relación y las situaciones que dan cuerpo a «Go get some rosemary», el largometraje con el que los jóvenes realizadores norteamericanos compiten en Sección Oficial. «Necesitábamos adoptar una perspectiva, recordar cómo veíamos a nuestro padre», comentó ayer ante la prensa Josh Safdie.

Un padre inmaduro, irresponsable, divertido y afectuoso que marcó en todos los sentidos -incluida su pasión por el cine- la niñez de los Safdie es el eje en torno al cual se han organizado las vivencias de los autores. «Queríamos recuperar nuestros recuerdos antes de que se difuminaran; no es exactamente documentarlos, porque no es una biografía objetiva sino algo que tiene un componente emotivo», explico Benny Safdie, que resume el proceso: «Nosotros extrajimos imágenes de nuestros recuerdos, las remodelamos y las cristalizamos». El resultado queda ahí para los propios hermanos Safdie -que se «liberaron» de su infancia al reconstruirla-, y «para que el público pueda venir hacia nuestros recuerdos».

Claro que el trayecto puede resultar algo deslizante, no tanto por la historia como por el modo en el que está rodada, con una cámara nerviosa que, admitieron los Safdie, «ha llegado a marear a algunos espectadores». Aunque tiene que ver con los hábitos de dos cineastas formados en el documental, hay una razón más poderosa para utilizar así la cámara. «Teníamos que rodar con actores no profesionales, en especial con los niños, y no podíamos obtener una actuación de otro modo que filmando a distancia, para no interferir con la actuación y la espontaneidad. Eso nos obligó a utilizar objetivos muy difíciles de mantener fijos», desveló Josh Safdie, para quien ese desasosiego de las imágenes «forma parte de la película».