Copenhague /Oviedo,

Agencias/ P. R.

El director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, reivindicó ayer «el derecho de la sociedad civil a la protesta pacífica». Lo hizo en el transcurso de la primera rueda de prensa que concedió tras su liberación, acompañado de los otros tres activistas arrestados junto a él. Veinte días permanecieron detenidos en estado de excepcionalidad, por «colarse» en la cena de jefes de Estado y de Gobierno que la reina Margarita de Dinamarca ofreció en el marco de la fracasada Cumbre del Clima, algo que, según dijo, «volveríamos a hacer». «Seguiremos trabajando para solucionar el problema del cambio climático, que está empeorando y no estamos haciendo nada».

Y añadió: «ahora tenemos que centrarnos en volver a hacer presión en los gobiernos. Los políticos hablan y los líderes actúan», afirmó.

López de Uralde no duda en atribuir la liberación del grupo a «la presión internacional y ciudadana» de los cuatro países a los que pertenecen los detenidos: la noruega Nora Christiansen, el suizo Christian Schmutz y el holandés Joris Thijssen, además de él mismo. Uralde calificó de «desproporcionado, cruel e innecesario» el trato recibido por las autoridades danesas, que no permitieron el contacto de los detenidos con sus familiares y amigos. «Evidentemente, sabíamos que nuestra actividad llevaría a la detención, pero debería ser algo proporcional y no fue así», denunció.

El secretario socialista de Medio Ambiente, el diputado por Asturias Hugo Morán, que viajó el pasado miércoles a Copenhague, declaró ayer su «satisfacción» por la puesta en libertad de Uralde, y la atribuyó al «importante papel» desempeñado por la sociedad civil. Morán defendió la actuación del Gobierno español por las gestiones diplomáticas que puso en marcha «desde el primer momento» ante un conflicto que, a su juicio, «adquirió una magnitud excesiva para la acción de los activistas». Morán recordó que la acción de Greenpeace en la Cumbre formaba parte de un conjunto de acciones programas en varias capitales europeas, entre ellas Barcelona. «En ninguna de ellas se actuó de forma tan desmedida, hay una clara disonancia en la Unión Europea».

El abogado de Greenpeace en España, José Manuel Barroco, criticó la legislación danesa. «Habrá que ver ahora si la ley danesa que se ha promovido en todo esto es acorde con los derechos humanos porque se ha forzado la prisión preventiva como una represalia». Sin embargo, al embajador de España en Dinamarca, Melitón Cardona, no le sorprendió. «Aunque los daneses tienen una reputación, luego tienen una dureza extraordinaria al ejecutar sus leyes sin contemplaciones», dijo. La justicia mantiene tres acusaciones contra los activistas, que pueden ser condenados a una pena que podría llegar a los seis años.

Con una camiseta con el lema «Greenpeace, activista climático», flanqueado por sus hijos y con los brazos en alto, Uralde llegó ayer a Barajas donde decenas de personas le esperaban al grito de «libertad» y «los políticos hablan y los líderes actúan».