Oviedo, Pilar RUBIERA

«Me quedé sin palabras, absolutamente bloqueado». Eran las 11.30 horas del pasado martes. Víctor García de la Concha se encontraba inaugurando un curso de lexicografía hispánica en el centro de Madrid. «Lo llaman de la Zarzuela», le dijeron al finalizar. Instantes después escuchó la voz de don Juan Carlos. El Rey le dijo que había decidido otorgarle el collar de la Orden del Toisón de Oro, la máxima distinción que concede. Y lo justificó con tres argumentos: su trabajo por la unidad de la lengua y de las academias, su servicio a España y su lealtad a la Corona.

«Me pareció una generosidad excesiva y así se lo transmití cuando conseguí hablar. Lo recibo como un alto honor y como un estímulo. He contado muchas veces que, en la primera audiencia que el Rey me concedió como director de la Real Academia, me pidió que cuidara mucho a América y para mí fue como un mandato. En América no hay mejor carta de presentación que el apoyo del Monarca», relataba ayer a LA NUEVA ESPAÑA un emocionado García de la Concha.

«Más tarde», añade el director de la RAE, «cuando volví a repasar la película me di cuenta de que las tres razones que citó el Rey para mí son una sola».

Don Juan Carlos siempre ha alentado y apoyado la política de colaboración de todas las academias de español del mundo. El pasado 10 de diciembre, con motivo de la presentación en la Academia de la «Nueva Gramática del español», el Monarca confesó sentirse orgulloso del logro. Aquel día, bajo la presidencia de los Reyes, representantes de las veintidós academias hispanas, además de la de Estados Unidos y la de Filipinas, celebraban la unidad del español. Y estaban todos.

«Lo que hemos hecho es importante, en primer lugar, para el español como lengua de cohesión; después me he dado cuenta de que era un gran servicio a España. Pero lo hemos hecho todas las academias, aunque haya liderado yo el proceso. El Toisón que recibo es un reconocimiento a esta política de acción y estoy convencido de que el resto de las academias lo recibe como un premio que tiene su proyección en todas ellas», afirma García de la Concha.

Asturiano de Villaviciosa (1934), catedrático de Literatura de la Universidad de Salamanca, ensayista, director de publicaciones, director de la Real Academia Española desde hace 11 años y artífice de la política lingüística panhispánica, Víctor García de la Concha se ha convertido en una de las veinte personalidades mundiales que han recibido esta distinción y en el segundo asturiano. El anterior fue Torcuato Fernández-Miranda (Gijón, 1915- Londres, 1980), el cerebro de la transición política, que fue catedrático de Derecho Político, rector de la Universidad de Oviedo y presidente de las Cortes tras la muerte de Franco.

Víctor García de la Concha ingresó en la Real Academia en el año 1992, en la que ocupa el sillón «c». Al año siguiente fue nombrado secretario y con el entonces director, Fernando Lázaro Carreter, puso en marcha una renovación centrada en la modernización de la institución, incorporándola a las nuevas tecnologías y en la política lingüista panhispánica que tantos frutos ha dado. El Congreso de la Lengua, que se celebrará en marzo en Valparaíso (Chile), será la próxima cita de las academias que trabajan por el español.