Grandas, P. R.

Durmió regular, pasó con entereza el trago de entrar en el museo que creó y dirigió durante veintiséis años, recibió abrazos y apoyos de los vecinos e improvisó una visita con aquellos que le respaldan. «Pronunció unas palabras muy emotivas, dijo que era la última visita guiada por él y pidió calma; afirmó que el museo es lo más importante y que ahora seguramente llegaría dinero», declaró uno de los asistentes.

El día después fue duro, pero no podía imaginar que acabaría tan mal. «Me dicen que no puedo entrar más en el museo y, sinceramente, nunca creí que se portarían así, que llegaran a este extremo».

Abatido pero digno, Pepe el Ferreiro advierte de que guarda en la sede de la institución numerosos objetos personales y libros. «Algunas cosas me las regaló mi padre y para mí son sagradas. ¿Cuándo podré recogerlas?», se pregunta. La idea de José Naveiras es acudir hoy de nuevo al trabajo acompañado de un notario que pueda certificar lo que ocurra.

Los apoyos a su tarea en el museo y a la cultura tradicional asturiana no cesan. «Su mérito es incalculable y no sabemos qué puede pasar ahora con el museo más importante de nuestra comarca», afirma David González, presidente de la Asociación Cultural Arcángel San Miguel, de La Caridad.

La página web de LA NUEVA ESPAÑA había recibido hasta última hora de la tarde de ayer cerca de 200 comentarios, la gran mayoría de respaldo a su gestión y criticando la decisión de la Consejería de Cultura. La noticia de su destitución se convirtió en la más leída de la jornada.

Asimismo el Grupo de Apoyo a Pepe el Ferreiro, creado por su hijo, Roberto Naveiras, en Facebook, contaba con tres mil miembros.