Oviedo,

Ana Paz PAREDES

Rixu significa, entre otras cosas y según la Academia de la Llingua, «energía, fuerza, vigor». Después de conocer a sus miembros no cabe duda que es el nombre más adecuado. Señala su vicepresidente, Amador García, que el nombre de este grupo de amigos de la cultura asturiana surgió asociando la distancia entre las localidades en las que viven sus miembros. Así matiza que entre ellos «hay gente de Riosa, de xunto a Uviéu y de Uviéu». Haciendo el juego de palabras, encontraron el nombre que mejor les define: Rixu. Fernando de la Puente es su presidente de honor y tienen como socia honorífica a la cantante de tonada Anabel Santiago.

Cargados de un entusiasmo contagioso, dedican gran parte de su tiempo libre a divulgar por el Principado cuanto tiene que ver con la cultura y las tradiciones de una Asturias que, sin duda, les agradece este gesto de lucha contra el olvido. Desde que iniciaron sus actividades en 2008, han ofrecido charlas divulgativas, talleres para niños y mayores en colegios y centros culturales, muestras de baile y clases de tonada, animando igualmente con sus cantares, enseñanzas y bailes buen número de mercados, certámenes y ferias que se han desarrollado en el Principado desde que se formó la asociación. De todo este trabajo por la cultura asturiana destaca una de sus ideas más ingeniosas, que surgió un día en que tuvieron que hacerle un regalo a otra integrante de Rixu, Alicia Prada.

Se les ocurrió utilizar una de las viejas «barbies» de sus hijas y hacerle un traje completo de asturiana. Fue el comienzo de una historia brillante y de una idea muy original: recrear la indumentaria tradicional asturiana, que es muy diversa, utilizando como modelos las viejas y olvidadas «barbies» que sus hijas, tras llegar a la adolescencia, habían dejado acumulando polvo en algún rincón del hogar familiar. De igual forma, y para explicar la indumentaria masculina, hallaron en «Kent», «Action-Men» y «Aladín» (también aparcados algunos en sus viejos coches deportivos y sus trajes de Rambo en la habitación de los hijos), las parejas perfectas para unas «barbies» a las que no les falta ni el más mínimo detalle en cada uno de los trajes que representan: los vaqueiros de alzada, el Oriente, el Suroccidente y la zona centro.

No fue un mero capricho. La intención era mucho más seria que «hacerle vestidos a una muñeca».

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