Viene de la página anterior

En su discurso, García de la Concha desveló los vericuetos por los que el Congreso se celebraba en Cartagena. Y relataba una anécdota que, según su opinión, dice mucho de las buenas relaciones que se tejen en torno al español.

«Hace dos años fui a Barcelona a visitar a García Márquez y a Mercedes. Me abrió Gabo la puerta diciéndome: "Cuando el rico viene al pobre, algo bueno le ha de dar". "Pues, mira por donde", le contesté, "en este caso el rico eres tú y yo soy el pobre que viene a pedirte que nos autorices a las academias para preparar una edición popular de "Cien años de soledad" como la que hemos hecho del "Quijote"».

«Sí», replicó al momento, «pero yo quiero ver al Rey». Le aclaré que esto sería muy fácil y que bastaría con telefonear al jefe de la Casa. De modo que continué explicándole las características de la edición: una edición textualmente rigurosa, acompañada de...

«Sí», me interrumpió de nuevo, «pero yo quiero ver al Rey».

Días más tarde pude saludar a Su Majestad en un acto oficial.

«¿Cómo ha ido, señor», le pregunté, «la visita de García Márquez?»

«Ah, muy bien. Me dijo simplemente: "Mira, Rey, tú lo que tienes que hacer es ir a Cartagena de Indias"».

¿Qué ha sido lo más difícil de todo este proceso de unidad lingüística? «No ha sido difícil, ha sido laborioso», responde Víctor García de la Concha. «Requiere mucha paciencia, comprensión, diálogo, flexibilidad, mimo. Progresivamente, las academias, grandes y pequeñas, nos hemos ido convirtiendo en una familia de verdad en la que se trabaja de veras, sin descanso pero gustosamente».

Tras cada volumen léxico o gramatical, explica el director de la RAE, hay «una gran cantidad de gente que ha trabajado intensa y silenciosamente». «Todas las academias», añade, «se han sentido partícipes de este Toisón, todas lo sienten como algo suyo».

Víctor García de la Concha rememora otro acto, «el más conmovedor de todos a los que he asistido en mi vida», la primera presentación de la Ortografía de la Academia, celebrada en Chile en 1999. «Chile fue el último país en asociarse a las academias y el último en adherirse a la ortografía oficial. Por eso y por la gran personalidad de Andrés Bello yo tenía gran interés en presentar la Ortografía allí y comenzar en su Academia mi primera visita oficial a las academias hispanas», relata.

Aquel era un año de tensión entre Chile y España, por la decisión del juez Baltasar Garzón de imputar a Augusto Pinochet por crímenes contra la Humanidad. La Embajada española estaba rodeada de tanquetas. Sin embargo, en la sala «Andrés Bello» de la Universidad de Santiago no faltó nadie: autoridades políticas, sociales, culturales, militares y religiosas escucharon los himnos chileno y español antes de conocer la nueva edición ortográfica. «Una vez más se comprobó que la lengua está por encima de las diferencias políticas», subraya García de la Concha.

«Por eso creo que el Toisón de oro es un compromiso», señala el director de la Real Academia Española, que dejará su cargo a finales de año.