Alonso Álvarez de Toledo y Merry del Val, marqués de Martorell, era embajador de España en la República Democrática de Alemania cuando cayó el Muro de Berlín. El año pasado, al celebrarse el 20.º aniversario de este acontecimiento, el señor Álvarez de Toledo prometió, desde la tribuna del Ateneo Jovellanos, volver a Gijón para explicar de qué modo se desarrollaron aquellos acontecimientos, ya que había sido testigo directo, en día, hora y minuto, y a pie del Muro, de todo lo sucedido. La visita anterior estuvo motivada por la publicación de la biografía de Agustín de Foxá, el que fuera su compañero de carrera y amigo.

Bien, ayer, de nuevo en el Ateneo Jovellanos y en una sala llena, el señor embajador cumplió su promesa. Hizo su presentación Rafael González Crespo, ex delegado de Defensa del Principado de Asturias, coronel de Infantería, director de la Residencia Militar Coronel Gallegos y secretario del Ateneo. Comentó que los dos apellidos del embajador tenían honda relación con los escalafones de los ejércitos españoles, y como la diplomacia es una forma diferente de hacer la guerra, en cierto modo, Alonso Álvarez de Toledo había seguido la tradición familiar. «Embajador de España y marqués de Martorell... Cataluña y España unidas, amar a ambas no es incompatible», apuntó el señor González Crespo, que por cierto, habla muy bien, y es culto e inteligente.

«Aquel día, 9 de noviembre, de 1989, a las 9.15 de la noche, yo estaba en un "check point" del Muro de Berlín. ¿Qué hacía allí el embajador?, se preguntarán ustedes. Muy sencillo, un equipo de "Informe Semanal" estaba en Berlín trabajando sobre los últimos acontecimientos de Leipzig, y aquella noche los invité a tomar una copa en mi casa. Cuando escuchamos por televisión el informe del ministro portavoz, declarando que los alemanes de la República Democrática podían viajar a la República Federal sin permiso previo, nos fuimos al Muro. No es cierto que hubiera allí una multitud, sino un grupo de unas 50 personas que como nosotros no se lo creían. Fue más tarde cuando se produjo la avalancha, la demolición y todo el bullicio».

Las razones de la caída del Muro, según el señor Álvarez de Toledo, se produjo por las mismas causas económicas que lo construyeron; era necesario impedir la salida de mano de obra. Todo el proceso político que condujo al Gobierno de Honecker a enfrentarse con Gorbachov, la dimisión de aquél, los intentos de su sucesor, Egon Krenz, de frenar por la fuerza las manifestaciones que se iban extendiendo por toda Alemania oriental, la respuesta de Moscú... En un programa de televisión, Egon Krenz dijo que había sustituido la doctrina de Breznev por la doctrina Frank Sinatra, es decir, la de resolver los problemas «a mi manera». El progresivo desmembramiento del partido comunista, la dimisión del Politic Boureau, la conferencia de prensa del ministro portavoz en que comunica el texto de reglamentación de salidas, sin apenas haberlo leído... Todo ello fue explicado por el señor embajador con toda claridad, incluso añadiendo detalles que oficialmente no se conocen, como los acontecimientos de la cena de gala del 7 de octubre de 1989, en que se celebraban los 40 años de la República Democrática de Alemania. «Yo tenía un confidente, que además hablaba mi idioma: el embajador de Cuba». El 22 de diciembre de ese año se abrió la Puerta de Brandeburgo, en marzo de 1990 se celebraron elecciones y en julio se produjo la unión monetaria. «Tenía que ocurrir, el Muro llevaba fecha de caducidad...».