Mousende (Taramundi),

Ana M. SERRANO

«Yo recé mucho para que le dieran el "Oscar", pero mucho, ¿eh?». La taramundesa Rosa Corveiras, prima lejana de la madre del cineasta Juan José Campanella, se enteró a las ocho menos cuarto de la mañana de ayer de la buena nueva: su pariente había ganado el «Oscar» a la mejor película en habla no inglesa. A esa hora, el teléfono ya estaba dando el primer ring ring del día en la casa familiar de Mousende, a un kilómetro y medio de la villa de Taramundi, donde el mismo Campanella se hospedó en 1975, cuando recorría Europa con sus padres, y la misma que visitó hace cinco años, cuando estaba rodando la serie televisiva «Vientos de Agua» en las cuencas mineras.

Al otro lado del teléfono de Sara estaba su nuera, Ofelia. «Lo primero que me dijo fue: ¡Que ganó! ¡Que ganó! No sabía de qué me hablaba, estaba casi dormida, hasta que ya dijo el famoso apellido... ¡estoy contentísima!», revelaba ayer Sara a última hora de la mañana y todavía con voz trémula, tal vez por los nervios.

A esta taramundesa le vienen muchos recuerdos a la mente cada vez que escucha «Campanella». De la madre del cineasta, Luisa Quintana, con quien mantuvo el contacto durante muchos años vía postal por motivos familiares y afectivos desde hace 25 años, guarda muy buenos momentos, y ver sentado en el Kodak Theatre de Los Ángeles a su hijo es para Sara un homenaje a Luisa.

Ayer se lamentaba de haber perdido el contacto con ella «por dejadez». Rosa dejó de contestar, no sabe bien los motivos, a las cartas que la madre de Juan José envió desde la primera visita que hizo a Taramundi para conocer la tierra de su padre, Julio Quintana, emigrante argentino. Y ayer fue precisamente uno de esos días en los que le hubiera gustado escribir una gran misiva con destino a Argentina, haciendo extensivas las felicitaciones a hijo y madre. «Pero bueno, lo importante es que Juan José ha ganado y que toda la familia está muy alegre».

En la casa de Mousende la gala de los «Oscar» en la que triunfó el cineasta argentino no se vio entera. «Lo intenté, pero me quedé dormida», revela. «Eso sí, Juan José estaba muy guapo», dice.

En Mousende, un pueblo con nueve casas habitadas y 24 vecinos, dedicado a la fabricación artesanal de cuchillos y pan principalmente, y en la frontera con Galicia, Campanella es un hombre que «suena mucho». «Es un privilegio pero no lo contamos mucho porque mi familia es gente poco presumida», cuenta Rosa.

Después de tanta alegría, Rosa Corveiras enviará un correo electrónico a su allegado para felicitarle por el galardón e invitarle, una vez más, a hacer una pronta visita y pisar de nuevo las tierras de sus antepasados. «En mi interior ya sabía que el premio era de él», dice. «Si es que es muy trabajador». Explica Rosa que su pariente ha llevado a las grandes pantallas muchas historias de su familia y que su tesón y esfuerzo han merecido la pena: «Todos podíamos intuir que llegaría lejos». Y entre palabra y palabra, recuerdo y recuerdo, Rosa se emociona. Cuando conoció que Juan José Campanella era uno de los premiados se le escapó alguna lágrima. «Es que es un gran homenaje para Asturias, Taramundi y Mousende», confiesa. Ahora sólo falta que Juan José Campanella vuelva por tierras taramundesas y asturianas, como prometió a Sara Corveiras en 2005, durante su última visita a Taramundi. «Entonces sí saldremos a celebrarlo», dice esta vecina de Mousende, de 73 años, convencida de que el «Oscar» es mitad argentino, mitad español.