Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La sanidad pública asturiana prevé introducir mejoras que optimicen el control de los niños aquejados de enfermedades del corazón. Así lo pronosticó ayer Antonio Sánchez Andrés, cardiólogo infantil recientemente incorporado al Hospital Central de Asturias y único médico con esta especialidad que ejerce en los centros sanitarios dependientes de la Administración regional.

«Confiamos en progresar en el control de los pacientes con cardiopatías congénitas antes o después de ser derivados para procedimientos terapéuticos», indicó el doctor Sánchez, quien agregó que «seguiremos teniendo que enviar fuera a los niños que precisen cirugías y procedimientos intervencionistas complejos». Y es que la red sanitaria de Asturias no dispone de cirugía cardiaca infantil.

En su primer mes de ejercicio en el Hospital Central, Antonio Sánchez ha derivado a otras comunidades autónomas a media docena de niños. Estima que en el conjunto del año 2010 puedan rondarse los cincuenta. Madrid es el destino más habitual de estos pacientes.

El doctor Sánchez Andrés ha llegado al complejo sanitario de Oviedo después de que la sanidad pública asturiana transcurriera varios meses sin cardiólogos infantiles a causa de la jubilación de los dos únicos que ejercían en el Principado. Una situación que provocó abundantes protestas por parte de las familias con hijos cardiópatas.

Proveniente del Hospital La Fe de Valencia, el cardiólogo presenta un currículum que incluye la especialización en ecocardiografías, hemodinámica y diagnóstico de cardiopatías prenatales. Por el momento, no se atreve a valorar el volumen de actividad que puede desarrollar en su consulta. Pero advierte de que en ocasiones se manejan datos sesgados debido a que, en ocasiones, «estamos tratando a niños normales como niños patológicos».

Se explica: «El principal motivo de consulta es un soplo del corazón, que no es ninguna enfermedad, sino un simple sonido que en la mayoría de los casos es transitorio y funcional, no patológico. Es lo que llamamos un soplo inocente por contraposición al soplo orgánico o patológico, que es el que tiene alguna cardiopatía de base».

Este modo de funcionar -precisa el doctor Sánchez- incrementa la actividad de consultas, dado que, «aunque la mayoría de los soplos inocentes no tiene ninguna patología de base, cuando se trata de lactantes puedes intentar quedarte más tranquilo citando para una revisión al cabo de un año». Y no es infrecuente que una mayor frecuencia de revisiones genere «cúmulos importantes de pacientes».