Lorient, Sara ARIAS

La magia entró por las puertas del estadio Moustoir de Lorient y se hizo forma en un gran espectáculo de luces, imágenes y sonidos. La música y los bailes de las regiones celtas fueron los verdaderos protagonistas de una noche fría pero con el aforo lleno. Las «noches mágicas» del Festival Intercéltico crean un aura especial donde los músicos y bailarines son las estrellas de la ciudad gala. En Bretaña la gente tiene especial admiración y respeto por la música y la danza tradicionales. «Cuando estás ahí te entra un subidón», decía Jesús Fernández.

Comenzó la «noche mágica» con la llegada de los anfitriones, seguidos por Irlanda y Arcadia que dieron el paso a la delegación asturiana. Los primeros en salir a las plataformas instaladas en el campo fueron los integrantes de Jesús Fernández Grupo. El gaitero jugó con la luna que se proyectaba en la pantalla y junto a sus compañeros a la percusión y el acordeón consiguieron meterse al público en el bolsillo, que les seguía con las palmas.

Tras ellos vino el turno de las bandas de gaitas Llariegu y Noega que tocaron juntas al paso de la bandera asturiana. Mientras las delegaciones tocan y muestran sus danzas en una pantalla gigante se proyectan imágenes representativas de cada cultura. Cuando Asturias estuvo en acción los «teitos» o la Cruz de la Victoria subrayaron el pase asturiano de la noche.

Un día después, una mezcla de músicas del mundo brotó por el «Espace Marine», con motivo de la obra «Planete Celtique» del compositor Didier Ropers. Creada para conseguir una mezcla entre los instrumentos de orquesta y los tradicionales de las culturas celtas, al estilo de «Pilgrim» o «Kelthike» del asturiano Ramón Prado, Asturias estuvo representada por Iñaki Santianes, que participó en la composición musical con el pasaje «Gaita en New York», un juego musical de gaita asturiana y música jazz. «Es una oportunidad única, además quería tocar con una orquesta y demostrar que la gaita está al nivel de otros instrumentos», afirmó.

Tras el Principado, vinieron Escocia, Galicia, Gales y Bretaña de nuevo, con un ritmo muy dinámico entre cada actuación. El espectáculo duró tres horas pero el frío no echó para atrás a nadie. Ya llegando al final las bandas de gaitas escocesas e irlandesas salieron a escena de nuevo y tocaron el emocionante "Amazing Grace" que todo el público coreó.

La velada llegaba a su fin cuando todas las delegaciones salieron juntas al campo, cubierto con un manto blanco, para saludar en conjunto al público que estaba totalmente entregado. La"noche mágica" se cerró con una ovación larga y generalizada a todos los músicos y bailarines. El punto final lo pusieron los fuegos artificiales que salieron disparados al cielo desde el propio estadio poniendo un broche de oro a una noche mágica.