Madrid, Efe / C. SIGÜENZA

El fundador del Grupo Anaya, Germán Sánchez Ruipérez, falleció en la madrugada de ayer a los 85 años en la República Dominicana. Mientras el mundo de la educación y la cultura ha acogido la noticia con tristeza, su familia ultimaba los preparativos para repatriar su cuerpo a España. Sánchez Ruipérez murió tras permanecer dos días hospitalizado a causa de un golpe accidental que sufrió mientras se encontraba con su esposa descansando unos días en un hotel del país caribeño, según informó a «Efe» el director de Casa del Lector y ex ministro de Cultura, César Antonio Molina.

Junto con los trámites de repatriación, la familia de Sánchez Ruipérez comenzó los preparativos de los actos que se celebrarán en memoria de este editor y mecenas de la educación y la cultura, quien también fue propietario de la Editorial Americana, socio fundador y presidente de Tele 5 y editor del diario «El Sol».

El primero de ellos tendrá lugar el próximo miércoles que viene en Salamanca, ciudad en la que el fallecido inició su trayectoria como editor y que acoge la sede de la fundación cultural que lleva su nombre, y el segundo se celebrará la semana siguiente en Madrid.

Personalidades del mundo de la educación y la cultura manifestaron durante toda la jornada de ayer su pesar por la muerte de Sánchez Ruipérez, que supone «la desaparición del último de los hombres que en tiempos difíciles revolucionó la edición educativa», en palabras del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert.

Sánchez Ruipérez «ha prestado un servicio impagable a la edición en este país, a la vez que en los países iberoamericanos, y también a algo que es muy valorado en este Gobierno: el vínculo entre la educación y la cultura a través del excelente trabajo de la fundación que lleva su nombre», destacó Wert.

El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, afirmó que Ruipérez fue «un prócer de la edición y de la cultura» que estaba en «permanente ebullición». «Terminaba un proyecto y ya comenzaba otro», afirmó el responsable del Cervantes, quien tenía «una gran amistad personal» con el editor.

Empresario de éxito, dinamizador de la cultura, mecenas, amante de la vida, de la cultura y de sus amigos, Germán Sánchez Ruipérez fue un hombre hecho a sí mismo que, cuando le entregaron la medalla de oro de la provincia de Salamanca, el pasado 22 de septiembre, dijo parafraseando a Baroja: «Cuando transito por la última vuelta del camino, os confieso la satisfacción del deber cumplido».