Oviedo / Albolote,

L. MUÑIZ / Agencias

Han hecho falta tres décadas para que Miguel Montes Neiro recobrara la libertad. El preso común más antiguo de España, de 61 años, salió ayer de la prisión granadina de Albolote, poniendo fin a un encierro que ha durado 36 años. Desde 1976, cuando fue encarcelado por negarse a hacer la mili, Montes Neiro no ha dejado de encadenar una condena tras otra. Hasta ayer.

La libertad se la debe a los esfuerzos de su familia y a los indultos parciales que le concedió el Gobierno de Zapatero, en su último Consejo de Ministros, y el de Mariano Rajoy, el pasado 20 de enero.

En su contra, es verdad, no pesaban delitos de sangre, y además padece hepatitis y tuberculosis, pero el ya ex preso traficó con drogas, allanó, robó, falsificó documentos públicos y se fugó una decena de veces. Disfrutó de una libertad condicional entre 1994 y 1996 y estuvo prófugo de la justicia 1.604 días, y tanto en una circunstancia como en la otra volvió a delinquir.

Esos delitos son los que lo condujeron a una estancia en prisión tan prolongada, durante la cual protagonizó varias huelgas de hambre.

Ayer fue su día. Montes Neiro deja la cárcel con la promesa de que nunca más volverá a robar ni a allanar, y con el convencimiento de que ahora comienza su «primera oportunidad» en la vida. Y se hacía esta reflexión: «Se me ha pasado la vida y todavía no la he vivido».

Muy emocionado, acompañado de dos de sus hermanas y de sus dos hijas, en medio de una gran expectación mediática, clamó: «Me siento libre». Y añadió: «No soy una alimaña». Y también: «Estoy flipado». El resto de su vida se lo dedicará a sus hijas, a las que hasta ahora no había visto nunca fuera de la cárcel. Son «mis diosas», dijo.

El ex recluso contó al medio centenar de periodistas que lo esperaban que pasó su última noche en la cárcel «como un león, dando vueltas y achuchando al guardia». Ahora, Montes Neiro, granadino, tiene pensado irse a vivir a Málaga, donde residen sus hermanas. «Yo no soy un bicho. Los bichos están debajo de la tierra. Cuando he estado raro ha sido cuando he estado ahí dentro», dijo sobre la vida en prisión. «La cárcel es muy negativa», agregó.

Y después, dando un paseo, se alejó de la cárcel hasta «perderla de vista» y comió en un asador en Alhendín, con más de 40 personas. No descarta que su vida dé para un libro o, quizás, una película. Pero no lo contará todo. Para «no hacerle daño a la gente».