El pasado jueves, 23-F, se cumplieron 31 años desde que el escritor Fernando Schwartz estaba en Kuwait, como embajador. Tras la carrera como diplomático y la periodística -con momentos como presentador de televisión- ahora novela la Transición en 'Viví años de tormenta' (Espasa). El ganador del premio Planeta en 1996 con su obra 'El desencuentro' tiene también entre sus méritos el haber hecho la única entrevista que jamás ha concedido Iñaki Urdangarín, y que ahora ha desempolvado la televisión balear

En su novela aparecen aquellas cargas policiales contra los estudiantes. Y ahora ha ocurrido en Valencia.

¡Revivido! Pero aquellas cargas eran cargas, ¿eh? Lo que no ha cambiado es la mentalidad de la policía. Me parece un disparate.

¿Por qué revisar ahora la Transición?

La oportunidad o inoportunidad de este relato no lo he tenido en cuenta nunca. Era algo que quería contar, llevaba mucho tiempo rondándome y ha salido a borbotones.

Pero sí hay un boom en la ficción y la realidad, con la memoria histórica...

Me da mucha rabia. No sé qué obsesión tiene la gente con la memoria histórica. Mire los alemanes, han hablado de Hitler y del nazismo, han dicho que son culpables como pueblo y se acabó, sin complejos. ¿Y nosotros? Que si vamos a reabrir heridas. No, vamos a cerrar las que hay.

Pero usted mira la Transición desde el barrio de Salamanca.

Era preciso analizar al estamento del régimen. No ajustar cuentas, pero sí explicarlo, gente que quería seguir instalada en el privilegio, la riqueza y el dominio social. Un grupo que ha vivido del régimen y que de repente se encuentra sin régimen. Tiene que irse haciendo a la idea de cuál es el futuro y durante tiempo pretende regresar al pasado.

Hasta 1981. ¿El 23-F marca un antes y un después?

Es el corte, clarísimamente. Cuando ven la manifestación del día siguiente se dan cuenta de que no hay marcha atrás.

El personaje -real- del embajador británico aporta la visión de fuera.

Ellos estaban instalados en el franquismo y fuera los veían como una pandilla de zulús. Recuerdo todavía, ya después del 23-F, el primer gobierno de Felipe González -yo era un directorcillo general entonces- íbamos mucho a Europa a negociar y nos sorprendía que no se fiaban de nosotros.

La novela empieza y acaba con una bomba.

¡Es que menuda historia tenemos! Es un país que está continuamente cuestionándoselo todo, hasta los toros.

¿La democracia, la monarquía?

No conozco ningún país democrático que cada vez que cambia el gobierno se plantee el sistema electoral, república o monarquía, la bandera, la educación... Francia, Inglaterra, Estados Unidos no se plantean eso nunca. Nosotros sí, tenemos una historia turbulenta, desasosegada.

Aquella entrevista de 2005 en la televisión balear con Iñaki Urdangarín que se ha desempolvado ahora ¡la hizo usted!

Me perseguirá para siempre. La única entrevista que jamás ha dado y va y me la da a mí. A Iñaki le tengo mucha ley, y a ella (la infanta Cristina) más y no quiero hablar.

Plantea un debate moral, la eutanasia.

El tema de la eutanasia, con la que yo estoy de acuerdo, es un debate que no está resuelto.