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Andanzas de un reportero

Lecciones de periodismo, entrevistas de madrugada y cumpleaños en La Paloma

Arriba, Faustino F. Álvarez, tercero por la izquierda, en la antigua redacción de LA NUEVA ESPAÑA, junto a Carlos Rodríguez, Santiago García, Aquilino Iglesias Cuesta, Pablo Morán y Orlando Sanz. A la derecha de estas líneas, con Miguel Delibes. | santiago garcía

Todos esperábamos que recuperaras tu salud. El año pasado, el día de la fiesta de los periodistas, apareciste en casa de Cholo Lobato y tuve el honor de tenerte a mi derecha, en la mesa. Celebramos entonces tu recuperación. Todos te vimos muy animado y, como siempre, contando anécdotas de lo que nos ocurrió cuando fuimos, un 25 de diciembre, a hacer durante cuatro días unos reportajes sobre Las Hurdes.

Recuerdo una foto tuya con una hurdana que no medía más de un metro. La estabas entreteniendo en una máquina tragaperras con las barras de pan bajo el brazo. Y a otra dándole una naranja. Nos hospedábamos en pensiones y en una de ellas se celebró una boda. Nosotros estábamos cenando y nos llovían los bollos de pan de lado a lado entre los invitados.

Tantas informaciones y reportajes cubrimos juntos... También hicimos uno de los monjes de Yuste. Y otro de los lobeznos del amigo Junco, en Cangas de Onís, que no paraban de corretear y de querer mordernos. Seguimos rumbo a Santander. Allí nos esperaba un navegante solitario con un barco igual que el de las tres carabelas y un socorrista cargado de medallas por su labor en la playa del Sardinero.

Estuvimos en el último pueblo de Burgos, en Milagros, para entrevistar a Vela Zanetti, el pintor. Recuerdo cuando comíamos lentejas con Gerardo Iglesias, aún secretario de Comisiones Obreras, en el bar de la calle Fray Ceferino, hoy en día un banco. Y el viaje a Valladolid en pleno invierno en tu utilitario, con el inseparable amigo Viti. Nos adelantó una máquina quitanieves que en vez de facilitarnos el viaje casi nos tira a la cuneta.

Ese día, Faustino entrevistaba a Miguel Delibes en su casa. Viti tenía muchísimas ganas de conocer al escritor y le soltó: "Déjeme tocar esas manos que tanto gusto me dan". Está claro que quiso decir que tan maravillosas piezas literarias componían. Las carcajadas fueron tremendas. Después estuvimos con José María Aznar para el "ABC". De aquélla, Aznar fumaba y rogó que las fotos en que apareciera fumando no las publicáramos.

Los viajes a la bodega en León con grupos de amigos, entre ellos Ángel González, con su guitarra y su güisqui en la mano, eran memorables. El último presidente de la República española, ya muy mayor pero con mucha vitalidad, allí brindó con vino. Ramón Tamames nos citó en el hotel Principado a las seis de la mañana porque tenían que venir a buscarlo los de Tribuna Ciudadana para llevarlo al avión muy temprano. No disponía de otro momento para charlar. Y allí estaba Faustino a hora tan intempestiva.

Fueron tantas las entrevistas que no quedó médico de los años ochenta que no conociera, así como pintores como el gran Paulino Vicente, con su jarrita de vino y su vaso en la mesita, en su casa de la calle de Pérez de Ayala.

Por aquellos años, yo estaba en LA NUEVA ESPAÑA y pedía los días de mis vacaciones para acompañarle en sus reportajes. Recuerdo otro viaje a Burgos a entrevistar a los monjes de Silos. Nos ofrecieron quedar a dormir, pero como cerraban la puerta muy pronto rechazamos la invitación y nos fuimos a tomar unos vinos. Aprovechamos para hacer un reportaje a las bodegas Vega Sicilia. Nuestra ilusión era llevarnos una botella de ese tesoro para cada uno. Le habrán llegado al director del "Ya Dominical", como decía Faustino, que era la persona que nos había encargado el trabajo. Nosotros degustamos un Valbuena tercer año con el enólogo. No estuvo mal.

Cuando lo nombraron director de "La Voz de Asturias" estuvo mucho tiempo cortejándome para que me fuera con él. En una ocasión, en su casa, su mujer, Luisa, le advirtió: "Faustino, que Santi lleva muchos años en LA NUEVA y tiene dos hijas...". Hoy ya tengo tres. No me arrepiento de haberme ido a trabajar con Faustino. El tiempo que duró fue bonito y allí formé pareja de reportero con Juan Luis Fuente, intentando emular los viajes con el gran Faustino. Cuando Orlando, mi otro amigo, y yo hablamos de él, Orlando siempre me dice que era el periodista al que más admiraba y el que mejor escribía.

Hice muchos más reportajes con Faustino. El último fue en Alemania, entrevistando al premio Nobel de Literatura Günter Grass. Cuando cumplió 40 años nos invitó a comer a un grupo de sus mejores amigos en La Paloma. Lo repetimos cuando cumplió los 50. Las fotos de estas reuniones entre sus amigos están colgadas por Ubaldo en el lugar donde Faustino, Pimpe, Viti y yo mismo nos tomábamos unos cubatas. De un tiempo acá, se me fueron varios familiares y grandes amigos, pero tú, Faustino, para mí eras como un hermano. Espero que si existe el cielo, entres a formar parte de los ángeles más buenos.

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