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Hombres y monos

Hombres y monos

El dueño del equipo de baloncesto estadounidense los Clippers, Donald Sterling, le dijo a su novia que no llevara "negros" a sus partidos. Un aficionado del Villarreal lanzó el pasado domingo un plátano al futbolista del Barcelona Daniel Alves, un gesto obsceno de racismo magistralmente respondido por el jugador, que se comió el plátano, y por su compañero Neymar, que estaba viendo el encuentro por televisión y que inmediatamente colgó en las redes el mensaje "somos todos macacos". En otro campo de fútbol, el de Lloreda, en Badalona, un jugador visitante que había sido expulsado volvió al terreno de juego, se dirigió a su rival y le propinó una patada que podría dejar parapléjico al joven futbolista. En la catedral de Tarrasa, el líder socialista catalán Pere Navarro, asistía ese mismo día a una comunión. Se le acercó una ciudadana y le insultó llamándole "grandísimo hijo de puta", por "motivos muy claros", en clara referencia al debate soberanista catalán. Cuando el fanatismo se instala en la condición humana, ya lo decía Nietzsche, los monos parecen demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.

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