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Concordia

Pioneros en la atención especializada

La Orden de San Juan de Dios, fundada en Granada hace 550 años, recibe en este 2015, "año de las vocaciones hospitalarias", el reconocimiento a su gran labor social internacional

Pioneros en la atención especializada

Sus casi 500 años de historia y su misión de cuidar y promocionar la salud, así como tratar de favorecer la reinserción de personas en riesgo de exclusión social, han sido razones de peso para que el premio "Princesa de Asturias" de la Concordia recayera este año en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD), que actualmente está presente en 53 países de los cinco continentes, con unas 400 obras apostólicas, 1.250 hermanos, más de 40.000 colaboradores, 33.000 plazas sanitarias y sociales y más de 20 millones de beneficiarios que prestan su ayuda económica a través de donaciones particulares, periódicas o puntuales, y en forma de legados y herencias. La OHSJD tiene hermanamientos con instituciones y organizaciones locales para el desarrollo de múltiples programas de acción. En los últimos años han ayudado a las víctimas del terremoto en Perú (2007), del tifón "Yolanda" en Filipinas (2013) y a las más vulnerables de la crisis económica en España. En enero de 2015 recibió el Premio Ciudadano Europeo 2014, que otorga el Parlamento europeo. En Asturias, la OHSJD es la encargada de gestionar el Sanatorio Marítimo de Gijón, un centro de atención a personas con discapacidad intelectual.

Se trata de una institución sin ánimo de lucro, católica, que forma parte de la Iglesia y que tiene la expresión de su filosofía en la hospitalidad y en la humanización de la asistencia. Fue fundada en Granada en 1539 por Juan Ciudad, quien estableció el primer hospital dedicado a la atención de enfermos pobres, financiado con donaciones. Fue pionero en la actividad asistencial al ser el primero en separar a los pacientes por el tipo de enfermedad que sufrían y destinó una cama para cada uno de ellos. Fallecido en marzo de 1550, Juan Ciudad, mundialmente conocido como Juan de Dios, fue beatificado en 1630 y, en 1886, proclamado patrono de los hospitales y de los enfermos. En 1930 le nombraron patrón de los enfermeros y de sus asociaciones y, además, es patrón del Cuerpo de Bomberos por su actuación durante la extinción de un incendio declarado en el Hospital Real de Granada, del que consiguió sacar ilesos a cuantos enfermos se encontraban en su interior.

Al finalizar el siglo XVI se habían creado más de 50 centros hospitalarios de la Orden, principalmente en España e Italia. Continuó su expansión por las colonias españolas en América y por Europa (al finalizar el siglo XVIII contaba con 256 centros). En el siglo XIX se produce el máximo desarrollo en América Latina y en el XX se expande por África, Asia y Oceanía. Los Hospitalarios fueron los primeros en inaugurar un centro de cuidados paliativos en China, en Yan-Ji, en 2004. En la actualidad la Orden asiste cada año a 27 millones de personas.

Con la adaptación de su trabajo a los requerimientos de cada época, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha mantenido la solidez de su servicio, en particular en cuidados paliativos, realizando un especial esfuerzo durante la epidemia del ébola declarada en varios países de África en 2014. La Orden Hospitalaria y Juan Ciudad ONGD lanzaron entonces la campaña "Paremos el ébola" en África del Oeste, solicitando donaciones para la adecuación de las áreas de aislamiento y la adquisición de materiales para sus hospitales en Lunsar (Sierra Leona) y Monrovia (Liberia). Ambos se clausuraron para desinfección y cuarentena. Parte de su personal resultó contagiado y en ellos fallecieron 18 hermanos y colaboradores, entre ellos los españoles Miguel Pajares, sacerdote y enfermero, y el cirujano Manuel García Viejo. La Orden persistió en el trabajo para la pronta reapertura de los dos centros, con la formación del personal sobre protocolos de seguridad frente al virus, en coordinación con las autoridades sanitarias y otras instituciones internacionales y continuó prestando información y asistencia a familias en cuarentena. Actualmente, la OHSJD cuenta con 350 centros, más de 70 en 27 países empobrecidos de los 55 en los que está presente, y dispositivos sociales y sanitarios para la intervención en los ámbitos hospitalario, ambulatorio, de salud mental, discapacidad, geriátrico y social. En este último presta atención a emigrantes, personas sin hogar, en riesgo de exclusión social, enfermos de sida y drogodependientes.

Actualmente, la Orden cuenta con 350 centros, más de 70 en 27 países empobrecidos de los 55 en los que está presente, y dispositivos sociales y sanitarios para la intervención en los ámbitos hospitalario, ambulatorio, de salud mental, discapacidad, geriátrico y social. En este último presta atención a emigrantes, personas sin hogar, en riesgo de exclusión social, enfermos de sida o drogodependientes. Su eficiencia asistencial se mantiene con la actualización constante de las estructuras y del impulso a la investigación y formación sanitaria y social.

Para la Orden de San Juan de Dios (OHSJD) es importante el "estilo" con el que se lleva a cabo la acción. De éste depende que se favorezca el respeto y autonomía de las personas, evitando al máximo posible dependencias y paternalismos. Así, la Orden está abierta a nuevos criterios profesionales y sociales, a nuevas acciones y a las culturas y peculiaridades de cada realidad. Los valores que guían y motivan el desarrollo de la OHSJD son: la permanencia histórica basada en la respuesta a las necesidades de la persona bajo el concepto de hospitalidad y humanización de la asistencia, una filosofía institucional abierta al diálogo. Institución con identidad cristiana que promueve y practica el respeto y diálogo con otras posturas y creencias, a partir de su propia identidad.

Apuesta por la convivencia multicultural e interreligiosa, poniendo especial cuidado en la acogida del fenómeno migratorio, así como la acogida y centralidad, desde una visión antropológica que valora y defiende la dignidad de toda persona, sus derechos y deberes y favorece todas sus potencialidades; universalidad traducida en la acción prioritaria a los grupos y países más desfavorecidos, evitando cualquier sesgo de tipo ideológico, religioso o cultural. Otros de sus principios son las vivencias de la Orden no como mera suma de personas, sino como patrón cultural que se enriquece y se transmite a lo largo de la historia desde sensibilidades, experiencias y reflexiones compartidas. Para ellos, el sentido de pertenencia y la implicación aportan valor añadido al trabajo individual. Por último, que todos los medios, humanos y materiales, estén destinados a la misión de servicio y por tanto a la atención de quienes lo precisan; fidelidad a los fines originarios desde la modernización y actualización constante desde la formación, la investigación y la adaptación de estructuras y una voluntad de ofrecer un proyecto creativo que integra y aúna personas y sensibilidades desde una visión global, amplia y abierta.

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