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Borrón, treinta años de vivero artístico

La sala ovetense celebra su trigésimo aniversario convertida en una lanzadera para las últimas generaciones de creadores plásticos del Principado

Pablo Pons explica su obra a los asistentes a la inauguración de la exposición, ayer, en la sala Borrón. IRMA COLLÍN

La sala Borrón, un auténtico vivero de artistas en Asturias, cumple treinta años. Y lo hace siendo fiel a la que ha sido su función principal: la de dar a conocer a los nuevos valores de las artes regionales. El espacio ovetense acogió ayer la inauguración de la muestra "I Promise To Be Normal", del pintor y escultor avilesino Pablo Pons. Una exposición que tiene algo de simbólico ya que el artista nació en 1987, el mismo año en el que Borrón iniciaba su andadura.

La sala abrió sus puertas el 2 de enero de aquel año, con "El principio", muestra monográfica de Marco A. Fanjul. Dos semanas después, el historiador del Arte Gabino Busto tomó la alternativa en este espacio con la muestra "Caricaturas de la vejez y otros delirios plásticos".

"Yo estudiaba Historia del Arte en la Universidad, era mi último año y hacía mis pinitos con la práctica artística. Puede resultar chocante, pero en la carrera no se proponía un acercamiento práctico a las técnicas artísticas, así que yo fui haciéndolo por mi cuenta, y la sala Borrón me dio la oportunidad de enseñar las cosas que iba haciendo", relata Busto.

Tras aquella primera experiencia, casi accidental, Busto ha seguido con interés la evolución de Borrón: "En síntesis, esta sala y lo que la rodeó, los certámenes y la programación de exposiciones, supuso un acicate y un estímulo para la gente joven, tanto la que está estudiando en ese campo de las artes como la que ya terminó los estudios. Supone un respaldo, una pista de despegue para empezar una carrera o darse a conocer".

Desde aquel lejano enero de 1987, la sala Borrón ha acogido 350 muestras, 183 de carácter colectivo y las otras 167 individuales. "Es un referente del arte joven en Asturias. Pero no sólo para los artistas, también para las galerías, que encontramos aquí nuevos talentos", explica la galerista Lucía Falcón.

Uno de los artistas salidos de este vivero es Jorge Nava. En Borrón hizo su primera exposición, en 2004 y retornó para una colectiva en 2006. Además, en 2007 ganó el premio Asturias Joven de Artes Plásticas. "La sala Borrón es una pequeña isla en Asturias. No hay otras salas institucionales que funcionen como esta. Para mi fue una ayuda fundamental, tanto exponer aquí como el certamen, cuyo premio me permitió irme a Berlín", relata Nava.

El Asturias Joven, así como la Muestra de Artes Plásticas del Principado, son iniciativas íntimamente vinculadas con la sala Borrón y su actividad primordial: la promoción del arte emergente asturiano. Una orientación que ha permitido velar sus primeras armas a artistas como Pablo Pons, que inauguró ayer en Borrón su exposición "I Promise To Be Normal".

"Para mí es una satisfacción exponer en Borrón, porque es una auténtica institución y, aparte, ha sido un escaparate para muchos artistas que se han acabado consagrando", afirma Pons, quien agradece la coherencia de los gestores de la sala en su apoyo al arte joven.

El comisario de la exposición, Jaime Luis Martín, incide en la continuidad de la que ha gozado la sala: "Son ya treinta años, creo que es un proyecto cuya continuidad lo convierte en una iniciativa singular, prácticamente única, que ha permitido cartografiar el arte joven asturiano. Prácticamente todos los que hoy se cuenta con ellos han pasado por la sala Borrón". Algo que Martín atribuye, en un gran porcentaje, a la figura de María José Baragaño, responsable de la sala: "Si hay una continuidad es posible por ella, que ha estado al frente todos estos años. Es importantísimo que se siga manteniendo", sostiene.

Esa continuidad parece garantizada. Aunque las partidas económicas destinadas al ámbito cultural han sufrido los estragos de la crisis y de las políticas de austeridad en estos últimos años, la sala Borrón se ha mantenido activa y, lo que es igualmente importante, es una pieza clave cara al futuro. "Hemos hecho una pequeña inversión en el mobiliario, y estamos explorando otros usos para la sala, para que pueda acoger conferencias o conciertos. Pero siempre teniendo presente que lo más importante es su función expositiva", sostiene Almudena Cueto, Directora General del Instituto Asturiano de la Mujer y Políticas de Juventud del Principado.

Una actividad, en suma, que revierte en la sociedad. "Cuando un chaval exhibe ahí, la sociedad acaba beneficiándose del producto artístico. Para el artista, se trata muchas veces de la primera exposición, un primer ensayo de cómo funciona el mundo de las exposiciones. Pero la sociedad se enriquece del trabajo de un artista, que son los que nos ayudan a abrir los ojos", concluye Gabino Busto.

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