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Mateo Lamuño, cabeza de cartel en Nueva York

El actor asturiano estrena en Manhattan la obra "Verano, verano"

En su casa de la playa, Adriana intentará salvar a Juan Pablo de lo que ella percibe como un indicio de locura. Su marido asegura que su hija muerta se le aparece, la trama no aclara si desde su imaginación o desde el más allá. En el escenario, sobre las tablas del Instituto de Arte Teatral Internacional de Nueva York (IATI), Juan Pablo es Mateo Lamuño, actor ovetense criado en Llanes, que con 26 años y cerca de cuatro de experiencia buscando hueco en el frondoso ecosistema teatral de la Gran Manzana se enfrenta a su protagonista de más "carga emocional" y complejidad dramática, a la producción de mayor entidad en la que ha participado.

La obra es "Verano, verano", original de la puertorriqueña Myrna Casas, y el espacio escénico que la acoge un local bilingüe y multicultural hecho por "aventureros artísticos" con una orientación explícita hacia la vanguardia teatral. El personaje de Juan Pablo ha llegado a la carrera de Lamuño como un desafío dentro de "una obra de un estilo muy particular", define el actor, que desemboca en un resultado "que se sale de lo convencional".

Se ha estrenado este mes, en español con subtítulos en inglés y estará en cartel hasta el domingo con un elenco, habitual en el IATI, que combina varias nacionalidades latinoamericanas. España, Chile, Colombia? "Verano, verano" habla de la pérdida y de la esperanza, de la ilusión y las ocasiones desperdiciadas, y desafía al espectador con un subtítulo que le invita a comprobar qué pasaría "si tuvieras otra oportunidad". A sus 26 años, el personaje de Juan Pablo ha acelerado a Lamuño hacia una introspección desconocida sobre "lo que significa la paternidad, el matrimonio, la masculinidad", pero el proceso para llegar hasta aquí le ha enseñado además otras cosas que ya sabía. Que abrirse paso en Nueva York iba a ser "difícil". Pero "siempre asumí que no podía ser de otra manera", resalta después de varias producciones teatrales, de algunos proyectos como director de teatro y cortometrajes y de interpretar desde un adolescente hispano revolucionario a un teniente de la Cuba de Batista, pasando por un robot "al estilo de 'El hombre bicentenario' que hizo en el cine Robin Williams. No hay dolor. "Enfrentarse a los retos de seguir trabajando y conseguir papeles cada vez más difíciles es muy emocionante", relata. "Es un constante proceso de aprendizaje y adaptación y espero que eso se refleje en mi trabajo y de ese modo pueda ofrecer más complejidad, matices y humanidad y hacer mejor justicia a los personajes que interpreto".

Lamuño, licenciado en Comunicación Audiovisual y formado en interpretación en el Laboratorio William Layton de Madrid y en el HB Studio de Nueva York, se siente afortunado de la oportunidad que IATI le ha vuelto a dar para "trabajar en español en Nueva York". Porque repite. Allí trabajó ya hace algo más de año y medio, a las órdenes del mismo director de escena -el puertorriqueño Jorge B. Merced- en "Gazoline", adaptación a la tensión migratoria estadounidense de un texto del dramaturgo catalán Jordi Casanovas, que le valió una nominación como mejor actor de reparto a los premios del colectivo de Artistas de Teatro Independiente (ATI), y ahora se dice más que satisfecho con la respuesta del público a su experiencia de abordaje del padre de familia que dirige la trama de "Verano, verano" y a quien la información promocional de la obra sitúa "atrapado en la delgada línea entre el delirio y el misterio".

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