"En muchos sentidos, vivimos en un mundo kafkiano. Existe un desconcierto ante la sociedad de quien se siente desubicado y diferente, algo así como lo que pasa en 'La metamorfosis'. También vemos muchas veces la imposibilidad de acceder al conocimiento o al poder, como pasa en 'El castillo' de Kafka. Así opina la escritora Sara Mesa, una de las figuras más destacadas de la narrativa española actual, que esta tarde, a las ocho, hablará sobre Kafka en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en un acto del ciclo "La huella del Tigre", organizado por Tribuna Ciudadana. Sara Mesa, que nació en Madrid en 1976 y se crio en Sevilla, donde reside, asegura que se inspira en la realidad que la rodea: "No me voy a la historia. Hablo de lo que conozco, pero esa realidad la proceso cuando escribo, quiero rodearla y tratar de entenderla. Sí busco rasgos comunes que pueda haber con otros tiempos".

"En realidad voy a utilizar a Kafka como excusa para hablar de mi último libro, 'Silencio administrativo', en el que cuento la historia de una mujer que quiere salir de una situación de marginación y pobreza y no puede por el laberinto administrativo en el que se ve sumida", relata.

Mesa, que estudió Periodismo, aunque nunca ejerció como tal, ha recibido numerosos galardones y se inició en el mundo de la poesía, que abandonó muy pronto. "Colaboro en publicaciones con artículos de ámbito cultural, pero realmente nunca he sido periodista. No lo echo de menos", señala. Su narrativa se define por una escritura desnuda, exenta de artificiosidad.

También reconoce que una ciudad como Sevilla le influye a la hora de escribir. "Uno no sabe ver en qué medida ni cómo nos afecta el lugar y el tiempo en el que vivimos. Estar en Sevilla es un privilegio para cosas como permanecer alejada de los centros culturales de Madrid y Barcelona. Estoy mucho más tranquila y eso es algo que necesito. Para escribir hay que estar tranquila", sentencia. Sara Mesa, que no se considera una escritora disciplinada, también es una enamorada de Asturias. Está convencida de que los libros no desaparecerán, pero serán algo minoritario. "En realidad pienso que siempre ha sido así; la buena literatura nunca ha sido mayoritaria".