Desde que existen las páginas web en las que todo tipo de consumidores pueden dejar sus opiniones (fundadas o no) sobre los locales que visitan se han multiplicado las historias curiosas sobre establecimientos de todo tipo. Hace varios meses un cliente de una sidrería de Oviedo bastante mal valorada por la clientela en general se quejaba del mal trato que había recibido al pedir una comida a domicilio. El servicio no funcionaba como se esperaba.

“Hicimos un pedido cuyo coste era de 28 euros. Al rato nos llamaron del restaurante y nos dijeron que su repartidor estaba enfermo y que o pedimos un plato más para que así fuera rentable o que pagásemos cinco euros de taxi por el transporte de la comida”, contaba incrédulo el cliente. Lo cierto es que esta no era, ni mucho menos, que estos clientes pedían a este local. “No es la primera vez pero en veces anteriores recuerdo que lo trajo un taxi si bien esas veces la comida no nos desagradó. Esta vez sin embargo quedamos sin cenar debido a que decidimos que no queríamos ya pedir a su restaurante debido a sus cambios inesperados y para nada avisados pero la hora nos impedía hacerlo en otro sitio”, comentaba el cliente sentenciando que, además, la atención y el trato por parte del dueño fue “áspera, brusca y para nada agradable”.

Los propietarios de restaurantes y cafeterías que tienen su página alojada en este tipo de webs en las que se pueden dar opiniones sobre los servicios de hostelería tampoco están del todo satisfechos con el servicio. Aseguran que sería bueno en todo caso pedir una “prueba de compra” para que se pudiera comprobar fehacientemente que los clientes han estado en su local.

No en vano aseguran que en no pocas ocasiones detrás de las opiniones negativas se sitúan responsables de otros establecimientos hosteleros de la competencia que quieren hacer daño a su negocio o personas que por una razón u otra se dedican a llenar de odio las redes sociales y este tipo de páginas.

Lo cierto es que lo quieran o no este tipo de webs son cada vez más populares. No en vano son muchos los clientes que antes de acudir a cualquier establecimiento a comer o a cenar o antes incluso de proponérselo a los amigos o llamar para reservar hacen uso de este tipo de servicios con el único objetivo de ver si van a poder quedar satisfechos o no.