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Desde mi encierro

Solidaridad y olor a comida

El chef José Antonio Campoviejo organiza una red de platos preparados a domicilio para personas necesitadas mientras experimenta la sensación inédita de cocinar en casa

José Antonio Campoviejo, en la cocina, con un cocido de garbanzos detrás. J. A. C.

En casa del cocinero suceden estos días cosas insólitas. Huele a comida. José Antonio Campoviejo, chef con estrella Michelin en "El Corral del Indianu" de Arriondas, hace algo que no había hecho en su vida. "Ahora cocino en casa". Huele como nunca, a cocido de garbanzos, a carne guisada, a todo lo mucho que se puede hacer a partir de la nutridísima despensa de un restaurante de alta gastronomía al que el cierre forzoso pilló con la agenda de las reservas a tope.

No necesita salir a la compra, tiene casi de todo, pero como no puede parar, "soy muy activo", se ha dedicado a organizar una red de cocinado de alimentos para hacer llegar a personas con movilidad reducida o falta de recursos. Ha contactado con autoridades, administraciones y ONGs, tiene los voluntarios y las ideas a punto, necesita la cocina del colegio de Arriondas y la materia prima, excedentes de grandes superficies comerciales o artículos del Banco de Alimentos para poder auxiliar a los más necesitados entregando comida ya preparada en lugar de cruda. "La idea es dar una unidad de desayuno, almuerzo y cena" y en estos primeros días de encierro todo ha madurado tanto que espera ponerlo en marcha como mucho en un par de días.

Justo el viernes, culpa clara de Murphy, en casa de la familia del chef se estropeó la televisión, pero "todavía no la echamos en falta". Campoviejo (Cangas de Onís, 1969) dedica el tiempo que le deja el proyecto solidario a leer libros de cocina y arte, a compartirlo con su familia, a hacer un poco de ejercicio en el patio -"sin preparar los Juegos Olímpicos"- y a "intentar hablar a voces con el vecino de enfrente". "El Corral" ha cerrado, pero la firme intención del titular de los fogones es que los empleos de su restaurante sigan siendo "sagrados" cuando todo esto acabe, dice mientras lamenta que "los que más ganan", como algunas grandes cadenas de hamburgueserías, sean "los que están echando a la gente a la calle". En estos días inciertos de abundancia solidaria como la suya, "también se ven actitudes muy desagradables". En su casa, mientras tanto, el olor a comida seguirá siendo el principal indicio de vida.

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