"Está muy bien aunque son cien años. Siempre tuvo una fortaleza enorme. Y muchas ganas de vivir". Lo dicen los vecinos de Encarnación Fernández Fernández, la mujer centenaria de Trevías que recibió ayer el alta en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés (HUSA) tras superar el coronavirus. Es la primera paciente de este centro sanitario que se recupera de COVID-19, según el Sespa. Vive con una sobrina en la localidad valdesana, aunque la familia más directa no ha querido hacer manifestaciones sobre su recuperación.

Ingresó en el HUSA el pasado 26 de marzo derivada del hospital comarcal de Jarrio. No necesitó, no obstante, pasar por la Unidad de Cuidados Intensivos ni aporte mecánico de respiración artificial. Tuvo una buena respuesta al tratamiento antivírico y, dentro de lo que cabe dada su avanzada edad, recibió el alta en pocos días y llega a su casa "muy recuperada", según precisaron ayer fuentes conocedoras de la situación sanitaria de la mujer.

La familia es conocida por haber regentado durante muchos años el establecimiento "Casa Tuita", ya cerrado, y propiedad del padre de Encarnación Fernández, y de otro pariente cercano. El local ocupó en tiempos pasados el que ahora alberga la farmacia de la localidad.

La centenaria es la primogénita de uno de los dos matrimonios socios del negocio. Su madre murió pronto y Encarnación Fernández cambió, muy joven, de residencia: "voló" de Trevías a Madrid. En la capital de España compró un piso con otras dos jóvenes, con las que vivió durante décadas y disfrutó de su entonces juventud como pocas mujeres lo hicieron en aquella época. No faltaron los viajes en un coche también compartido y financiado por las mismas compañeras de piso. Vivió allí más allá de su jubilación y no dejó nunca de visitar a su hermana, ya fallecida, en su Trevías natal.

Fue durante un viaje para visitar a su hermana en su pueblo de origen cuando un accidente. Y eso, dicen quienes conocen a la familia, fue determinante a la hora de decidir fijar su residencia, definitivamente, en la localidad que la vio nacer.

En Trevías vive acompañada por su sobrina, pero también tiene el apoyo de dos cuidadoras, quienes superaron sin síntomas la cuarentena del coronavirus. Al final, vivir sin casi preocupaciones por tener una familia unida y economía, dicen en el pueblo, le ayudó a librar la batalla del coronavirus. Cuentan algunos vecinos que durante su estancia en el hospital solo pensaba en volver a casa y que, una vez más, cumplió con su meta: regresar al calor de hogar lo antes posible.

En Trevías no dudan de su increíble fortaleza, esa que demuestra su longevidad y su batalla contra un virus que está devorando tantas vidas, especialmente entre la población de mayor edad.