Unos 70 estudiantes asturianos -mujeres en su mayoría- de cuarto curso de Enfermería han decidido aprovechar una norma dictada por la Universidad de Oviedo que les permite adelantar la presentación de su trabajo de fin de grado (TFG) para poder reforzar al sistema de salud en la actual batalla contra la pandemia de COVID-19. De este modo, en pocas semanas darán el salto de las aulas a los centros sanitarios, pues el Servicio de Salud del Principado (Sespa) ya ha anunciado su intención de contratar a todas las enfermeras disponibles en la región. LA NUEVA ESPAÑA ha hablado con seis de estas jóvenes universitarias de las facultades de Oviedo y Gijón que iniciarán una nueva etapa vital en momentos de máxima convulsión.
"Después de cuatro años de carrera, solo nos quedaban veinte días de prácticas, así que creo que estamos preparadas", destaca la luanquina Sofía Secades, que la semana próxima espera entregar su TFG sobre el tratamiento del trastorno del espectro autista (TEA) en pediatría. Admite que el nuevo reto le infunde cierto nerviosismo, "pero no a contagiarme, sino al estrés que pueda existir en el hospital". "Nadie está preparado para esto, pero estoy dispuesta a ayudar en lo que haga falta", explica.
La mierense Andrea Martínez Gingeira quiere dedicarse a la enfermería pediátrica o de urgencias y, por ello, no duda en ponerse a disposición del Servicio de Salud. "Asusta un poco, viendo como están las cosas, pero si se nos necesita, ahí estaremos", enfatiza la joven, de 21 años. Su mayor miedo se deriva de "la falta de equipos de protección y de experiencia para lidiar con la situación". Tiene claro que "es un buen momento para comenzar a trabajar, porque esta experiencia no íbamos a poder conseguirla de ninguna otra forma", con lo que "vamos a crecer mucho, como enfermeras y como personas".
Con ella coincide la gijonesa Laura Carballeira Corte. "Es un máster acelerado, vamos a adquirir una experiencia que nos va a servir mucho para el futuro", explica. En su caso, para el mundo de la enfermería pediátrica o como matrona, sus preferencias profesionales. Su mayor reparo, el no haber podido pasar aún por el servicio de Urgencias en las prácticas de la carrera, pero "es una situación que nunca más se va a vivir", con lo que quiere aprovecharla. "Tengo menos miedo al contagio que al desorden, el caos o la falta de material", asegura.
La mierense Cristina García López confía en "aportar mi granito de arena como enfermera a todos esos profesionales sanitarios que tanto nos han aportado estos cuatro años durante las prácticas clínicas". Emprende su etapa profesional "emocionada por poder ayudar a todas las personas afectadas por el virus y sé que pronto lo venceremos todos juntos".
La gijonesa Ana Isabel Mencías Rivas lleva semanas viendo el "colapso" del sistema sanitario y ahora, "aunque me falte la experiencia, tengo las ganas y la ilusión para ayudar en esta crisis". "Quedarme en casa viendo como va sucediendo todo ya no es una opción. Necesitamos salir y colaborar, con los que ya vemos como compañeros", subraya.
Lidia Camblor Carbajal es la representante de los alumnos de este curso durante los cuatro años. "He sentido una gran impotencia al ver cómo aumentaban de manera progresiva los casos de COVID-19 y como descendían el numero de profesionales sanitarios disponibles para trabajar y yo, en casa, sin poder hacer nada", destaca. Y añade: "Para mí, la enfermería es vocación, y poder ayudar a la sociedad y a aquellos profesionales sanitarios que han participado en mi formación durante todos estos años supone una gran satisfacción".
