Este curso pasará a la historia porque fue cuando el cole entró en casa por la webcam; pasará a la historia para Raquel y su hermana Irene, de Lugones, porque se grabaron haciendo pasta y lo enviaron a los profes; pasará a la historia para Alazna y Luna, de Noreña, porque montaron un vídeo dando las gracias a los que se la juegan con el virus; pasará a la historia para los maestros del Francisco Fernández González, en Corvera, porque también grabaron para sus chicos y les dijeron que les echaban de menos; pasará a la historia para Jimena, de Oviedo, porque ella, de 6 años, dice que estuvo en clase, pero, en realidad, era en el salón donde levantaba la mano excitada para decir cuánto había aprendido sobre Escocia; pasará a la historia porque, acabe como acabe, ya siempre en casa, o con el sprint final en el centro, nada volverá a ser como antes. El curso del coronavirus, el de los peques sin poder visitar a los abuelos, pasará a la historia porque fueron unas cuantas semanas con los profesores en el sofá de casa con nuestros niños, y porque vimos cuánto se puede hacer con un ordenador y muchas ganas de enseñar.
Fue el 13 de marzo cuando familias y profesores quedaron separados indefinidamente: videoconferencias, ejercicios en páginas web y consultas por correo electrónico pasaron a ser rutina. Pero faltaba algo, el contacto, el compañerismo, todo lo que va más allá de lo académico. Y el vídeo se convirtió en el principal vehículo de expresión.
El colegio Paula Frassinetti, de Avilés, está entre los que más a pecho se han tomado este contacto entre familias y docentes. Muy pronto invitó a su comunidad a grabar un mensaje con el lema "Mejor en casa". Las familias empezaron a enviar uno tras otro y no han parado todavía. "La gente está animadísima, y está muy bien, porque sirve para descubrir la realidad de las familias, la interioridad de la gente, y al final todo el mundo se anima", sostiene la profesora de Infantil Miriam Astariz.
Los profesores mandan sus vídeos con poemas u otras propuestas, y también mensajes de ánimo para mantener la unión. "Que sea un momento de alegría, de tranquilidad y de estar todos juntos en estos momentos tan complicados", señala Juan Muñiz, director del Paula Frassinetti.
En el colegio Santo Domingo de Guzmán, de Oviedo, los docentes han hecho también un vídeo: "Nunca olvides que siempre hay una solución para cada problema, una sonrisa para cada lágrima y, aunque sea virtual, un abrazo para cada tristeza. Recordad: no puede haber un arcoíris sin un poco de lluvia".
Fueron muy rápidos también en Cancienes, Corvera, en el Francisco Fernández González: "Niños y niñas, los maestros y maestras de Cancienes os echamos de menos, pero todo esto pasará y volveremos a abrazarnos en el cole, a jugar en los patios y a reír en las aulas". Así lo dice una sucesión de carteles que muestran los profesores. No hay prácticamente centro en Asturias sin su vídeo.
Los del Instituto Río Nora, de Pola de Siero, se lanzaron a cantar para demostrarles a sus alumnos que los echan de menos. Cada uno, con su voz y desde su casa, interpreta un fragmento de la canción "No puedo vivir sin ti", de Coque Malla.
En el colegio Hermanos Arregui, también de Pola de Siero, han mostrado a los alumnos todo lo que se puede hacer en casa en familia: cocinar, hacer un huerto, montar puzles o jugar al ping-pong. "Aprended a bailar, a cocinar, a limpiar, a cantar... Lo que aprendáis ahora os fortalecerá para siempre, recordaréis las horas en familia, los juegos, el hogar", es su mensaje.
La comunidad educativa del colegio público Condado de Noreña ha querido que su vídeo fuera un mensaje de agradecimiento "A nuestros superhéroes". En este caso, alumnos y profesores dedicaron la grabación "a los colectivos que están trabajando exponiendo sus vidas cada día", como la Policía, los médicos y el personal sanitario o los que se encargan de recoger la basura, con la canción "Asustando al huracán", de "Revólver", como centro del mensaje.
