Puede que la mente bulliciosa del cineasta ande buscando ya una rendija, una ventana entreabierta para sacar historias de los días raros del coronavirus. "Más que inspirarme", no obstante, esta extraña distopía "me hace reflexionar". José Antonio Quirós intuye que "las mejores historias son las que todavía están ocultas detrás de este virus", las de "mucha gente anónima que sufre en silencio y que tiene mucho que contar". Está en Madrid, y tiene sentido que esto sea, más que un encierro, un "retiro".
La puerta del confinamiento forzoso se le cerró una semana después de terminar de contar otros dolores de gente anónima que sufre en silencio. Acaba de concluir "Lámpara oscura", un documental grabado en Asturias y la República Checa que vuelve sobre la aflicción serena de las viudas de la minería 25 años después de la tragedia de Nicolasa y 24 de aquella primera incursión suya en sus vidas que se llamó "Solas en la tierra". "Antes de escribir", informa el director de cine morciniego, "creo que hay que obsesionarse con un tema y buscar la manera que más te interesa de contar esa historia...".
Los estímulos creativos del confinamiento se mezclan ahora con invitaciones a la introspección y a tomarse el encierro como "retiro". Todo bien. "Ahora tengo la oportunidad para ordenar la información que almaceno en más de cuarenta discos duros de grabaciones de proyectos anteriores, también de volver a los clásicos del cine recurriendo al DVD". Lo prefiere a las plataformas, donde "te pasas más tiempo buscando que visionando" objeta. "También son instantes para releer", él las lecciones de vida universales del "Decamerón" de Boccaccio y la biografía de María Antonieta que escribió Stefan Zweig. "Como esto va a durar más de lo que pensamos, tengo en la reserva 'Mi último suspiro', de Luis Buñuel, releído tres veces, y la Revolución Rusa vista por Juan Eslava Galán".
Pero la revolución, mirada a través del visor de la cámara de un director de ficciones y realidades de cine social, será cuando salgamos de esta la de las conciencias. O debería. "Esta situación va a replantear nuestras vidas... Nos ha pillado en unas circunstancias más de privilegio que hace unos años. Las nuevas tecnologías nos están facilitando la tarea para resistir, aunque soy consciente de que también son armas peligrosas", pero lo que desde su casa se entrevé también, o sobre todo, es una colección abundante de desafíos. El más importante pone a prueba la fidelidad de la locución "unión europea". "Ahora es cuando realmente se verá si Europa estará unida como nos dicen... La historia del último siglo nos mostró una Europa dormida y nada solidaria. Veremos muy pronto si la historia se repite, una vez estudiada la dimensión del desastre". Mientras tanto, "solo queda algo que nos puede salvar: las ganas de vivir".
