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Un año sin el magisterio de Margarita Salas

La bioquímica valdesana dejó como legado sus investigaciones y su lucha en defensa de la ciencia

Margarita Salas. | LNE

Margarita Salas era una firme defensora de la necesidad de invertir en ciencia, en investigación y en planes para evitar la fuga de cerebros. Para la bioquímica valdesana, discípula del Nobel Severo Ochoa fallecida hoy hace un año, la ciencia era la medida del progreso y la salud de una nación. Sus postulados están ahora más vigentes que nunca. Sus estudios son también una base fundamental en los trabajos en busca de una vacuna contra el coronavirus.

En palabras del catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín, Salas se fue “inesperadamente y todavía muy a destiempo”. En su ausencia, dice quien fuera discípulo de la científica, “una entidad esférica sin vida independiente, un minúsculo coronavirus, ha sido suficiente para desvelar nuestras vulnerabilidades médicas y científicas, pero también para desnudar nuestras debilidades políticas, económicas y sociales”. Otín sabe que “nada de ello hubiera extrañado a Margarita, pues toda su vida nos alertó de los peligros de la ignorancia y de los daños de la arrogancia”. Por eso Otín asegura que “los que escuchamos siempre con respeto y admiración la voz suave y firme de la profesora Salas seguiremos recordando su frágil figura, su sólida ejemplaridad y su inquebrantable dignidad”.

El actual rector de la Universidad de Oviedo y candidato a la reelección, Santiago García Granda, también echa de menos “el eco de su apoyo a la ciencia y, en particular, a la ciencia en femenino”. Para García Granda, “estos convulsos meses transcurridos han puesto de manifiesto que son los y las científicas como ella, con su labor de investigación, quienes realmente nos ayudan a superar situaciones como la que estamos viviendo”.

Jesús Ávila: "Era una mujer de laboratorio, de trabajar a diario, y llevaría muy mal el confinamiento”

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Su oponente en la carrera al Rectorado, el catedrático de Derecho Constitucional Ignacio Villaverde, sigue viendo en Margarita Salas la representación de “lo mejor de la Universidad. Por investigadora, por mujer, por pionera, por audaz, por rigurosa y responsable, por persona de bien; en definitiva, por universitaria”. Por ello, mantiene Villaverde, la científica “no se ha ido, sigue estando entre nosotros con su ejemplo y su legado”.

Quien fuera el primer becario de Margarita Salas, el moscón Jesús Ávila, está convencido de que la investigadora “hubiera sufrido mucho” en estos días de pandemia. Por dos razones. La primera “porque era una mujer de laboratorio, de trabajar a diario, y llevaría muy mal el confinamiento”. Por otra parte, prosigue Ávila, “muchas cosas no han salido como esperábamos y parece que la ciencia no ha mejorado demasiado”. Deja entrever lo que siempre pregonaba su mentora, que la falta de inversión en investigación y conocimiento “se acaba notando”.

Ávila recuerda que Salas insistía constantemente en que “lo importante del ser humano es el conocimiento”. El conocimiento científico es ahora fundamental en la lucha contra el virus.

Asturias la ha rendido sentidos homenajes en estos doce meses, el último en LA NUEVA ESPAÑA, que ha puesto su nombre a la “Semana de la Ciencia “ que actualmente organiza el periódico. El Principado y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) le rindieron tributo el pasado 29 de febrero en un acto en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.

Nadie quiere que su legado caiga en el olvido y así, ese acto se celebrará, cada cuatro años, el 29 de febrero, en recuerdo de la bioquímica y con el objetivo de mantener viva su memoria, para que, pese a haberse ido, siga logrando despertar la vocación científica entre los más jóvenes.

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