Borrachos. Ejecutivos, Hinchas del Flamengo. Carreras de diez reales. Un amor incipiente. Sexo en el asiento de atrás. Amenaza de huracán. Una chica rara. Cansancio, sudor. La foto de un niño de diez años en el salpicadero. “Breve Miragem de Sol” centra su mirada en Paulo, un taxista de Río de Janeiro que trata de superar el fin de su matrimonio y de recomponer los puentes con su hijo, mientras lidia con las vicisitudes del turno de noche en la urbe carioca. Un periplo que Eryk Rocha retrata con una fluidez admirable, logrando que no decaiga nunca el interés pese a cierta simplicidad narrativa, apoyado en una soberbia fotografía y logrando dotar de una inesperada amplitud el interior del taxi, escenario central del filme (aspectos estos dos últimos que se deben sumar al haber tanto de Rocha como de su director de fotografía y cámara, Miguel Vassy). Un filme hermoso que confirma al hijo del añorado Glauber Rocha (¡Qué apropiado llamar a esta sección “Tierres en trance”!) como un cineasta a tener en cuenta dentro del siempre estimulante cine brasileño.
