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Nicolás Muller protagonizará una gran exposición estival en el Bellas Artes

El Museo compró en 2020 dos obras del fotógrafo húngaro, que añadió a las imágenes de su estancia en Marruecos que tiene entre sus fondos

“Soledad” (Cudillero, 1965). | LNE

El Museo de Bellas Artes de Asturias dedicará a Nicolás Muller una gran exposición este verano. El fotógrafo húngaro, que salió de su país antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y que, tras pasar por Francia, Portugal y Marruecos, acabó instalándose definitivamente en Asturias, está considerado uno de los padres de la fotografía moderna. Pensando en ese evento, el Museo adquirió a finales de 2020 un par de copias de época de Muller. Ya desde hacia años, contaba entre sus fondos con una carpeta de fotos tomadas por Muller durante su estancia en Marruecos.

La exposición estará comisariada por el fotógrafo asturiano José Ferrero y se presentará en la planta -1 del edificio de la ampliación del Bellas Artes. Con ella, el gran Museo de Asturias refuerza su compromiso con la fotografía y su determinación de darle espacio en su programación.

Una de las copias de época adquiridas el año pasado por el Bellas Artes.

En 2019 dedicó una exposición a la obra del gijonés José Ramón Cuervo-Arango y este año dará entrada a Nicolás Muller, un histórico de la fotografía universal estrechamente vinculado con Asturias.

En 1985 el Museo de Bellas Artes de Asturias ya le dedicó una exposición, titulada “Instantáneas de una vida”. En la que ahora está preparando la intención es mostrar su obra bajo una nueva luz. En 2013, el Canal de Isabel II, en Madrid, conmemoró el centenario del nacimiento de Muller con una gran antológica.

Nicolás Muller llegó a Llanes en 1947 con su amigo Fernando Vela, secretario del filósofo José Ortega y Gasset. En Asturias se estableció y años después construyó una casa en Andrín, en la que se instaló definitivamente cuando se jubiló, en 1978, y donde falleció, en 2000.

Una de las copias de época adquiridas el año pasado por el Bellas Artes.

Muller, nacido en Hungría en 1913 en el seno de una familia judía, acomodada y librepensadora, pertenece a una generación de grandes fotógrafos centroeuropeos de la que también forman parte sus compatriotas Robert Capa, Brasaï o Kertész y los franceses Robert Doisneau y Henti Cartier-Bresson. Éste último era, precisamente, según confesó en alguna ocasión, el colega de profesión que más admiraba.

Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, Nicolás Muller se interesó por la fotografía en la adolescencia, cuando le regalaron su primera cámara. En sus primeros reportajes retrató las duras condiciones de vida del campesinado húngaro, que a principios del siglo XX permanecía sometido a un régimen casi feudal y sus primeras fotos las vendió a una agencia periodística austriaca.

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