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Día Internacional del Beso

Adónde irán los besos en los tiempos del covid

LA NUEVA ESPAÑA sella en el Día Internacional del Beso expresiones de amor y cariño de los asturianos

Luisa Agustín y Loli Yáñez. D. Álvarez

Adónde irán los besos, se preguntaba el cantante Víctor Manuel, los besos que guardamos, que no damos, y su letra entre melancólica y resignada se puede incorporar a estos tiempos del covid y su tiranía de afectos separados o amores que no encuentran su punto de pasión por culpa de restricciones y temores en la tierra quemada de la pandemia. Ayer se celebró el Día Internacional del Beso y el liviano significado de la fecha no impide recordar, en primer lugar, a quienes han pasado y pasan hojas de calendario añorando a sus seres queridos: por estar lejos en alguna ciudad o concejo inaccesible, o por luchar en residencias u hospitales sin la presencia de quienes podían reconfortarles con algo tan simple y profundo como un beso. El Día Internacional se impuso el 13 de abril para recordar el más largo ósculo del que se tiene registro: 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Un muac titánico de los tailandeses Ekkachai y Lksana Tiranarat en 2013 durante un concurso, y no sabemos si les quedaron ganas de intentar mejorar su hazaña con arduos entrenamientos bucales o si lo dejan correr. Ahora la pandemia pone las bocas difíciles, sobre todo entre no convivientes, pero, mientras llega la inmunidad salvadora y los besos se quitan la mascarilla, LA NUEVA ESPAÑA sale a la calle en busca de besos de todo tipo y relación. De pareja. De amistades. De padres e hijos. Besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura, ¿que diría Ana Belén? Que ustedes lo besen bien.



Los besos que nos robó la pandemia: "Recuerdo que mi último beso fue en una fiesta, ahora eso se acabó"

Los besos que nos robó la pandemia: "Recuerdo que mi último beso fue en una fiesta, ahora eso se acabó" A.Domínguez/ E. Vélez/ M. León

Luisa Agustín y Loli Yáñez: “Somos besucones por naturaleza”

Luisa Agustín y Loli Yáñez. | D. Álvarez

Con el covid, Luisa Agustín y Loli Yáñez, amigas desde hace 49 años, se han visto obligadas a sustituir los besos por el choque de codos. Los besos para estas dos vecinas de Cangas del Narcea eran una muestra de cariño que reservaban para las celebraciones, pero después de un año sin ellos reconocen echarlos de menos. “Ya te lo pide el cuerpo”, comenta Luisa Agustín, y Loli Yáñez la secunda: “Somos besucones por naturaleza”. “Ahora en casa no doy besos ni a mi madre ni a mi hijo”, cuenta Luisa Agustín, informa D. Álvarez.

Adrián y Graciela: “Los besos son ahora más necesarios que nunca”

Adrián Castañeda y Graciela Redondo. | M. Á. G.

Adrián Castañeda y Graciela Redondo. | M. Á. G.

Adrián Castañeda y Graciela Redondo son una pareja de Langreo. Propietarios de varias tiendas de ropas, opinan que los besos son ahora “más necesarios que nunca”. “Conmemorar algo guapo en estos tiempos tiene más significado. Al final, besarse es una muestra de amor, y todo lo que sea demostrarse amor está bien. Hace un año aprendimos que teníamos que demostrarnos mucho más ese amor”, afirma Castañeda. Redondo añade: “Con cautela y precaución, cuando uno pueda, hay que darse todos los besos y todos los abrazos que no nos pudimos dar”, informa M. Á. G.

Diego Fernández y su padre: “La barba de papá pincha”

Diego Fernández, con su hijo en las rodillas. | Luisma Murias

Diego Fernández y su hijo y tocayo, de 3 años, vuelven juntos a casa cada día a la salida del colegio. Viven en Oviedo y de camino el padre besa al chiquillo, somnoliento, antes de ir a comprar una galleta en uno de los kioscos instalados en el paseo de los Álamos, cuando atraviesan el Campo San Francisco. El hijo, en cambio, no es de devolverle los besos porque dice que “la barba de papá pincha”, informa C. Lamuño

Pelayo Barquín y Ludi Bermúdez: “Se nos cae la baba por el nieto”

Guillermo Pelayo Barquín y su esposa, Ludi Bermúdez. | Mara Villamuza

Guillermo Pelayo Barquín conoció bailando a la que hoy es su mujer, Ludi Bermúdez. El avilesino es la cuarta generación de una larga estirpe de artesanos consagrada a endulzar las vidas ajenas y la propia, con su receta para edulcorar la rutina: “El mayor secreto es dar espacio a la persona que tienes a tú lado, no ahogarla ni aburrirla”. Pelayo y Ludi tienen un nieto, Mateo, de cinco meses: “Sin la mascarilla estaríamos todo el día soltando babas por el bebé”, confiesan, informa M. Mancisidor.

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