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Diamantina Rodríguez, la gran madre de la tonada deja mil hijos

Unánime reconocimiento a la cantante quirosana, fallecida a los 100 años, que deslumbró con su bravura y sembró un futuro brillante para la asturianada

Se apagó la voz de la gran dama de la canción asturiana: adiós a Diamantina Rodríguez

Se apagó la voz de la gran dama de la canción asturiana: adiós a Diamantina Rodríguez Amor Domínguez

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Se apagó la voz de la gran dama de la canción asturiana: adiós a Diamantina Rodríguez Andrés Velasco

La gran madre de la canción asturiana”, “La dama de la tonada” o “la gran voz de la asturianada”. Son algunos de los calificativos que cariñosamente ayer le dedicaban distintos representantes de la música y la cultura de la región a la cantante quirosana Diamantina Rodríguez, que fallecía la noche del martes a los 100 años de edad en Noreña, en una residencia geriátrica donde vivió en los últimos años. Con su muerte se apaga unas de las mejores voces que jamás tuvo la tonada asturiana. Su interpretación de “Arboleda bien plantada” es un hito del género.

La cantante Anabel Santiago, alumna de Diamantina Rodríguez, se mostraba compungida por la pérdida de la “Dama de la tonada”. “Para todas las generaciones ha sido un referente, y no solo como cantante, sino que a nivel humano tenía una categoría especial”, señala. “Fue una adelantada a su época y es una pérdida irreparable, aunque el legado que ha dejado seguirá vivo como el de la gran madre de la canción asturiana”. Santiago, que grabó un disco de homenaje a su maestra hace algunos años, recordó además que la centenaria intérprete “nunca se olvidó de la tradición pero siempre tuvo un pie en la modernidad”. “Es un día triste, pero nunca la vamos a olvidar”, confiesa.

Una imagen promocional de Diamantina Rodríguez.

De su personalidad, “arrolladora, como la de folclóricas de otros puntos de España”, habla Marisa Valle Roso. La cantante langreana, que también creció con las grabaciones de Diamantina como referencia, define a la artista “como una maestra y un modelo a seguir”. “Daba igual que fueras o no de su escuela, siempre tenía un halago y un consejo para ti”, recuerda Valle Roso.

Entre las alumnas más destacadas de Diamantina Rodríguez está Liliana Castañón. La cantante mierense pasó más de una década adquiriendo conocimientos de primera mano de la precursora de un género tan especial. “Para mí era más que una profesora, puedo decir que era casi como mi abuela”, señala Castañón. No en vano, pasó más de una década –desde los 14 años hasta pasados los 26 años– compartiendo ensayos y confidencias. “Fue un pilar fundamental en mi vida profesional y personal”, señala Castañón, para agregar que “como maestra era sensible y generosa, te daba todo lo que estaba a su alcance para que pudieras estudiar y aprender”. Recuerda la artista mierense que muchas tardes “entraba en casa de Diamantina a las cinco de la tarde y estábamos horas cantando como si el tiempo no pasara. Era una de esas personas que no debería de morir jamás”. “Fue una pionera, en unos años donde la tonada era un mundo de hombres, y donde supo entrar y que la arroparan”, agrega, para finalizar: “La vamos a echar mucho de menos”.

Diamantina, en su centésimo cumpleaños

Para las nuevas generaciones, la artista, quirosana de nacimiento y mierense de corazón, también ha sido una referencia. Una de esas voces emergentes es la de Alicia Villanueva: “Es una gran pérdida porque fue una mujer que nos abrió el camino”, indica la cantante yerbata. A sus 20 años, asegura que “Diamantina sigue siendo un referente, y en mi caso la escucho mucho para aprender de la modalidad de dialogada, que es una de las que más me gusta”. Alguna vez coincidieron: “Me sorprendía que supiese quién era yo, y demostraba una gran pasión por defender a los más jóvenes”.

Ismael Arias, escritor y experto en canción asturiana, compartió también muchos días de la vida de Diamantina Rodríguez. “A través de ella podemos contar la historia moderna de la canción asturiana. Tiene la influencia y hereda directamente la forma de hacer de las grandes voces femeninas de primeros del siglo XX”. Arias, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, afirmaba ayer que Diamantina pudo cumplir su gran última ilusión: “la de poder comprobar en primera persona que su obra y su legado eran una referencia para todas las voces jóvenes”.

En un homenaje en Rioburbio

Facundo Fernández es el responsable del concurso de tonada “Cuenca del Caudal”, y amigo íntimo de Diamantina. “Siempre estuvo con nosotros, desde que empezamos hace casi 30 años, y no había sábado que no viniera a Rioturbio a las galas”. Presidenta de Honor del certamen, Diamantina y Facundo tenían una amistad profunda. “Más allá de la gran artista que era, fue una persona excepcional: nunca olvidaré cada cumpleaños en su casa del barrio de San Pedro, cuando nos invitaba a quince o veinte personas a fabada, porque además de cantar como los ángeles, tenía una gran mano para les fabes”, afirma Fernández.

Juan Carlos González, director del concurso de tonada Ciudad de Oviedo, patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA, también lamenta la pérdida de la artista mierense: “Se pierde una de las voces más importantes de la historia de la tonada”. Rememora que Diamantina Rodríguez fue jurado del certamen durante su primera década. “Era muy buena persona, siempre estuvo vinculada al concurso, incluso cuando ya no podía cantar. Era una mujer encantadora que, además, quería apoyar siempre la cultura asturiana”. No en vano, agrega Juan Carlos González, “ha sido un referente para las grandes voces que tenemos hoy como Marisa Valle Roso o Anabel Santiago”.

En una audiencia con el Rey

Apesadumbrado estaba también ayer el gaitero Iñaki Santianes: “Hasta hace cuatro días seguía cantando y formado a gente y, especialmente, apoyando todo lo que tuviera que ver con la tonada, algo que la hace una figura esencial”. También el polifacético Rodrigo Cuevas lamentaba la pérdida de Diamantina Rodríguez: “Su conocimiento y sabiduría era una fuente de la que seguir bebiendo, era toda una joyina”.

El Ayuntamiento de Mieres ya ha encargado una gran lona que colocará en la Casa de Cultura a modo de homenaje a Diamantina Rodríguez, una voz que ya es historia de la cultura tradicional asturiana.

El diamante que hizo brillar a las mujeres

La quirosana revalorizó el papel de las cantantes y “amamantó” a los nuevos talentos

Roberto F. OSORIO



Huérfana se queda la canción asturiana con la pérdida de Diamantina Rodríguez, una de sus más grandes figuras. Fue valiente, decidida, innovadora y arriesgada. Afianzó y elevó el papel de las mujeres cantadoras y dejó una gran estela de discípulos a lo largo de su dilatada carrera 

Diamantina, que ha fallecido cumplidos los cien años –en septiembre pasado– nació en el pueblo quirosano de Vil.laxime, en 1920. Su madre, Adelaida, trabajaba en Babia grandes temporadas del año por lo cual se crió con su madrina, en el pueblo babiano de Cospedal. Allí iba a la escuela. Comentaba que le tiraba más la canción que la lección. La afición a cantar fue algo casi genético. Su padre, babiano, cantaba muy bien al igual que una tía suya, María Ángela. “Naci pa eso” era su respuesta a ese don de la naturaleza.

Un don que fue cultivando de forma autodidacta. Recordaba que tenía nueve años cuando escuchó, por primera vez a Obdulia “La Busdonga”. La primera vez que cantó con público fue en el chigre de su abuela en Vil.laxime. Los parroquianos, sabedores de su buena voz, la animaban a entonar. Ella se negaba. Ante la insistencia les pidió una “perrona” a cada uno, esperando que ese “dineral” les hiciera desistir. Pero no fue así. Aquel día cantó y ganó dos pesetas, mucho dinero para la época, primeros años de los años treinta del siglo pasado.

Se casó muy joven con un gaitero de Bueida, Argimiro. Marcharon a vivir a Ribera de Arriba. Allí escuchaba Diamantina el concurso de tonada del diario “Región”, en la sala Babel de Oviedo. En la radio de unos vecinos se sorprendió cuando escucho cantar a una mujer. Fue a inscribirse al día siguiente. Le hicieron una prueba de voz para evitar “a borrachos” en el concurso. “Cuchichi”, miembro de “Los Cuatro Ases”, le dio sus primeras orientaciones musicales. Las enseñanzas del maestro y las cualidades de la de Vil.laxime hicieron que pasara de ser segunda, en dos ocasiones en 1948 y 1951, a ganar el concurso de “Región” en 1955, la tercera edición, en la sala Babel de Oviedo.

Era el escaparate perfecto para darse a conocer. El festival se emitía por la radio. Aún no había llegado la televisión y la audiencia era mayoritaria. Este gran trampolín le llevó a grabar un centenar de canciones en el medio siglo de actividad artística. Formó parte de muchos conjuntos de cantantes de tonada y también actuó en solitario. Su popularidad era enorme. Comenzó a grabar tonadas en los años sesenta. Su primer disco de larga duración es de 1969. Doce canciones.

Diamantina fue el espejo donde se miraron y aprendieron muchas cantantes femeninas de tonada. Ella fue el enlace entre la voz histórica de La Busdonga y las nuevas voces, las contemporáneas suyas y las nuevas como Anabel Santiago, Liliana Castañón, Marisa Valle Roso, María Llatores o Lorena Corripio. En la época en que comenzó Diamantina la presencia de las mujeres era escasa, las grabaciones de la quirosana sirvieron de modelo para recuperar el repertorio tradicional, volviendo a los orígenes con el cancionero de Torner. Incluyó en su repertorio canciones dialogadas, pasodobles, romances. Siempre estuvo muy interesada en ampliar el repertorio. Reintrodujo el piano como acompañamiento musical con la pianista Carmen Vigil. Unido a ello su carácter cercano y abierto que permitió a muchos estudiosos y cantantes acercarse para aprender de ella. La canción fue su pasión. 

El asma la obliga a retirarse de los escenarios, pero deja grabado su último disco en 1981, con la casa Dial, “A las madres de los mineros”, aunque siguieron saliendo grabaciones suyas en recopilatorios, el último en 2004. Muchas intérpretes, cuando cantan temas de su repertorio, subrayan que esos temas “se cantaban por Diamantina”. Los homenajes fueron llegando desde todos los lugares, del Concurso y Muestra de Folklore “Ciudad de Oviedo”, –patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA–, del Ayuntamiento de Mieres, donde residía, que le puso su nombre al Centro de Estudios de la Asturianada... El Ayuntamiento de Quirós le otorgó el título de “Hija Predilecta”. En 2012, el escritor y músico, Xaime Arias presenta un estudio sobre Diamantina Rodríguez con el título “Memoria de un tiempo de la canción asturiana”. También se publicó “Anabel Santiago canta a Diamantina”. Diamantina Rodríguez no tuvo hijos biológicos pero ejerció de madre musical de muchos. Quirós y Asturias lloran su pérdida.

Tu arboleda brillará

Liliana Castañón | Cantante de tonada


Y así, sin hacer ruido, entramos una en la vida de la otra, y así sin hacer ruido pasaste a formar parte de mí, de mi familia, y así sin hacer ruido hiciste que lo que para mí comenzó como un juego de niña y se ha convertido en mi forma de vida. Cantar, cantar disfrutando y, sobre todo, cantar con el sentimiento que tú me transmitías por lo nuestro, por nuestra tonada.Tú me enseñaste el significado y la pasión por nuestras raíces. Y así, tan humilde y tan buena, tan fuerte y tan honesta, hiciste que adorara cada minuto que pasábamos juntas, riendo, cantando, aprendiendo, disfrutando... Y así tan humildemente te fuiste de nuestras vidas, sin hacer ruido pero dejando un vacío y una huella que nada ni nadie podrá rellenar.

Mil gracias por darme y quererme tanto a cambio de nada y sobre todo gracias por dejarme quererte de esta manera, por convertirme en lo que hoy soy en la vida y en la tonada.

Tu “Arboleda bien plantada” brilla en el cielo. 

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