Lo dijo la consejera de Cultura, Berta Piñán, y hay mucho de eso. Habló Piñán de “una especie de jornadas de puertas abiertas” y así es. El Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) ha abierto las puertas de sus archivos y ha sacado a la luz parte de lo más granado de sus posesiones. Lo ha hecho con motivo de la exposición con la que celebra sus primeros 75 años de historia.

En el claustro alto de la sede del RIDEA, en la plaza Porlier de Oviedo, se han dispuesto una serie de vitrinas en las que se pueden contemplar auténticas joyas bibliográficas. Manuscritos de Jovellanos y de Emilia Pardo Bazán o las conocidas como “papeletas” del padre Galo, donde anotaba la definición de las palabras para su diccionario del bable occidental. En el RIDEA se conservan también, y ahora se exponen al público, el original de la “Sinfonía pastoral” de Armando Palacio Valdés o el foro del monasterio de Cornellana, de 1452. Los ovetenses apreciarán especialmente poder ver el proyecto de reedificación de la capilla de la Balesquida, un documento de 1525.

También están –no podían faltar– las actas de las primeras reuniones del entonces IDEA (Instituto de Estudios Asturianos), como la del comité de cultura de 1946.

El manuscrito original de la “Sinfonía pastoral” de Palacio Valdés. Irma Collín

En ese punto comienza el recorrido de la exposición, en 1946, cuando nació como Instituto de Estudios Asturianos (IDEA) al amparo del Patronato José María Quadrado del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Eran “tiempos complejos bajo el gobierno de Franco”, reconoció el actual director de la institución, Ramón Rodríguez, que explicó que ya desde el inicio de su actividad “participaron todos los prohombres asturianos de la época”. La segunda parte del recorrido abarca desde 1946 hasta 1975, coincidiendo con la muerte de Franco y la Transición. Desde entonces hasta el año 2000, el instituto, al que en 1992 se le concedió el título de “real”, vivió “un periodo de consolidación”. La última etapa, la que se centra en las dos primeras décadas del siglo XXI, es la de “la apertura del RIDEA a la sociedad”, en palabras de su director.

Libros editados por el RIDEA.

En la inauguración de la exposición, Rodríguez hizo de guía en la visita de la consejera de Cultura, Berta Piñán, que también es presidenta del Real Instituto. Ramón Rodríguez explicó a Piñán, con bastante intención, que las dos primeras publicaciones del RIDEA fueron “La aspiración de la ‘h’ en el Oriente de Asturias” y “Diccionario asturiano de la rima”, dos obras sobre “lo que antes se llamaba bable”, subrayó el director de la institución, que también le contó a la Consejera, firme defensora de la llingua, que el primer acto del IDEA “fue una fiesta del bable en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo”.

Foro del monasterio de Cornellana, de 1452.

Piñán destacó “el rigor del RIDEA en su labor de recuperación de nuestra cultura” y celebró que “muchas instituciones públicas, asociaciones y empresas han homenajeado en los últimos meses con mucho acierto el trabajo del RIDEA”. Entre esas instituciones está LA NUEVA ESPAÑA, que concedió al Real Instituto su distinción de “Asturiano del mes”.

Ramón Rodríguez aprovechó la presencia de Piñán para agradecerle su compromiso con el RIDEA, pero también para recordarle los problemas presupuestarios de la entidad, “en los que sé que la ‘conseyera’ está trabajando”. Ese sería un buen regalo de cumpleaños para una institución que, según Piñán, “es un foco de referencia intelectual” e “historia del conocimiento en Asturias”.