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La dieta mediterránea no es cosa de niños

La mitad de los asturianos de entre 8 y 11 años carece de una alimentación saludable y tres de cada diez padecen sobrepeso

Por la izquierda, los investigadores Benjamín Fernández, Adonina Tardón, Rocío Fernández y Eduardo Iglesias.

Solo la mitad de los niños asturianos entre 8 y 11 años sigue una dieta mediterránea saludable; además, tres de cada diez padecen sobrepeso y evidencian lo que nadie quiere oír: la alta prevalencia de la obesidad infantil en el Principado y la necesidad de mejorar la adherencia a la dieta mediterránea en la infancia. Así lo refleja una investigación liderada por la Universidad de Oviedo, el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) y el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA).

Los padres asturianos deben tenerlo claro: apuntar a sus hijos a actividades deportivas extraescolares hará que mejoren sus hábitos saludables, sobre todo, su alimentación. Pero, cuidado, la investigadora de Medicina Preventiva de la Universidad de Oviedo Rocío Fernández Iglesias –una de las firmantes del estudio– advierte de que no hay que centrarse solo en el deporte, sino adoptar un conjunto de hábitos saludables, combinando la actividad física con una buena alimentación.

El estudio, recién publicado en la revista “Nutrients”, ha analizado a 309 escolares de entre 8 y 11 años de toda Asturias y ha llegado a la conclusión de que solo el 54% de estos sigue una dieta mediterránea óptima. Además, se ve una conexión directa entre la actividad física extraescolar que realizan los niños y el seguimiento de una dieta mediterránea: a mayor nivel de adherencia a la dieta mediterránea, mayor frecuencia de realización de actividad física extraescolar, o sea, que “los hábitos saludables suelen ir de la mano y se potencian mutuamente”, explican.

Los padres asturianos tienen que tenerlo claro, apuntar a sus hijos a actividades deportivas extraescolares hará que mejoren sus hábitos saludables, sobre todo su alimentación

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Precisamente, los autores del estudio indican que el objetivo de su trabajo ha sido analizar el grado de adherencia al modelo de alimentación mediterránea que presentan los escolares asturianos, así como su relación con otras variables de estilo de vida, como la actividad física, las horas de sueño y la asistencia al comedor escolar. También el índice de masa corporal y otros factores sociodemográficos, como la formación académica de los familiares encargados de su cuidado.

En el caso de las evidencias que ya se van encontrando en torno a los comedores escolares, se aprecia una relación entre los niños que asisten a ellos y “un mayor consumo de frutas y pescado”.

“La dieta mediterránea se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades como la diabetes, el sobrepeso o la obesidad, así como enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas o cáncer” indica la investigadora Adonina Tardón

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La sugerencia de Rocío Fernández es que los padres pueden tener en cuenta esa arma añadida que suponen los comedores escolares para intervenir “y educar y mejorar los hábitos saludables” porque es importante que los niños aprendan a comer sano desde temprana edad. La catedrática de la Universidad de Oviedo Adonina Tardón recalca que una dieta mediterránea ideal consiste en un elevado consumo de alimentos de origen vegetal, un consumo moderado de pescado y lácteos, y un bajo consumo de carne roja, además de situar al aceite de oliva como principal fuente de grasas. “La dieta mediterránea se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades como la diabetes, el sobrepeso o la obesidad, así como enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas o cáncer” concluye la investigadora.

Sin embargo, en los últimos años se aprecia la tendencia contraria en la infancia y en la adolescencia, con progresión de las dietas menos saludables ligadas a un alto consumo de carne roja y alimentos con baja densidad nutricional y ricos en azúcares añadidos.

Eduardo Iglesias, otro de los autores de esta investigación, afirma: “Este cambio en los hábitos dietéticos es especialmente relevante teniendo en cuenta que la infancia es una etapa clave en la adquisición de hábitos saludables, que perdurarán durante la edad adulta”.

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