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La otra España que retrató Ortiz Echagüe

El Evaristo Valle acoge 46 imágenes del artista, un “fotógrafo con mirada de pintor” que inmortalizó la tradición rural del siglo pasado

Por la izquierda, Alina Brown, vicepresidenta de la Fundación Evaristo Valle, Melquiades Álvarez, Guillermo Basagoiti y José Ramón García, presidente de la Fundación. | Juan Plaza

Testigo del mundo rural en extinción, el fotógrafo José Ortiz Echagüe ocupa desde ayer un lugar privilegiado en el Museo Evaristo Valle de Gijón. El centro acoge una cuidada colección de 46 imágenes del artista con las que trató de retratar los pueblos de España del siglo pasado y que ha sido comisionada por Ignacio Migueliz. La muestra surge gracias a los fondos de la Universidad de Navarra que se ha encargado de preservar y catalogar el legado del artista, del que dispone de un millar de positivos y 20.000 negativos. Podrá visitarse en el horario habitual del museo hasta el 3 de octubre.

Covadonga Valdés observa dos imágenes de la serie “España. Tipos y trajes”. | Juan Plaza

“En 1935 la revista estadounidense ‘American Photography’ le reconoció como uno de los tres mejores fotógrafos del mundo, pero él siempre se consideró un amateur” recordó Pablo Basagoiti, responsable de archivo del museo. De hecho, aunque Ortiz Echagüe se ha consolidado como uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, su profesión oficial fue otra. Graduado en Ingeniería fue uno de los primeros españoles en pilotar un avión y su pasión por los aires le llevó a fundar Construcciones Aeronáuticas S.A., la actual Airbus. Antes de embarcarse en la carrera empresarial, además, militó en el ejército y fue destinado al norte de África. Fue allí, en Marruecos, donde realizó su primera serie fotográfica, que retomó al final de su vida y que dejó inacabada.

Fotografía de la serie africana realizada con la superposición de dos negativos.

La muestra del Evaristo Valle se compone de tres fotos familiares, imágenes emblemáticas de sus cuatro series sobre España y la citada colección africana. La inauguración transcurrió entre artistas como el pintor Melquíades Álvarez, para quien Echagüe fue “un fotógrafo con mirada de pintor”, pese a que el propio autor siempre se identificó como un documentalista. “Parecen cuadros hechos a carboncillo, debe ser por la técnica que utilizaba”, añadió la también pintora Covadonga Valdés Morés. Ortiz Echagüe empleó toda su vida la técnica de impresión por pigmentación con carbón sobre el llamado “papel Fresson”. Es un proceso muy laborioso, que permite alterar los negativos hasta lograr la imagen deseada, y que otorgó a su obra el aura tan particular que los visitantes describieron ayer. Echagüe estuvo tan apegado a esta técnica que cuando Francia dejó de producir el papel compró la patente y empezó a fabricarlo en España bajo el nombre de “Carbodir”.

Melquiades Álvarez, ante una fotografía realizada con la técnica de “papel Fresson”. | Juan Plaza

Más allá de la técnica, el fotógrafo trabajó siempre con una idea muy clara. Como ingeniero fue participe del proceso de modernización acelerado que el país vivió en la segunda mitad del siglo XX. “Creía en el progreso con la sensibilidad de no perder la tradición” explicó Guillermo Basagoiti, director del museo, que también participó en la inauguración. El fotógrafo auguró que las formas de vida en aquello que hoy conocemos como “la España Vaciada” estaban en peligro de extinción y quiso inmortalizarla a través de su obra. En 1932 recorrió el país en busca de las tradiciones y los personajes típicos de cada región para construir la serie “España. Tipos y Trajes”, y volvería a hacerlo para los proyectos “Pueblos y Paisajes”, “Castillos y Alcáceres” y “ España Mística”, expuestas en la muestra del Evaristo Valle. En palabras de Melquíades Álvarez, “la obra de Echagüe es el testimonio de una España que el tiempo ha devorado”.

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