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La bohéme en el Campoamor

Simona Mihai: “Aporto honestidad al personaje de Mimí, no hay nada falso”

La soprano debuta en Oviedo con “La bohème”, su primera producción fuera de Londres tras la pandemia

Simona Mihai, delante del teatro Campoamor. | Miki López

La soprano británica de origen rumano Simona Mihai interpreta a “Mimí” en “La bohème” de Puccini en la producción de Emilio Sagi que se estrenará en el teatro Campoamor el 12 de noviembre. Mihai debuta en Oviedo, trabaja por primera vez con Sagi y nunca antes había estado en Asturias. Triple motivación. “He visto un paisaje completamente distinto al resto de España, ver las montañas a un lado del taxi que me trajo del aeropuerto y la playa al otro es sorprendente, un paraíso”, cuenta a LA NUEVA ESPAÑA. Y desde el primer momento le pareció todo “muy familiar” aunque “para ser honestos no he visto la cara de nadie, con las máscaras”.

Máscaras. Al principio de la pandemia, Mihai estaba en Australia, “había rumores, algunas noticias alarmantes, en Europa todo empezaba a cerrar. Y la producción de ‘Carmen’ se paró. Mi familia estaba en Londres, tengo un niño. Imagina la situación. Después de estos dos años en los que solo pude practicar el canto, pero sin trabajar, haciendo los deberes con mi hijo… Estar aquí es emocionante. Esta es mi segunda producción después de la pandemia, y la primera fuera de Londres, una ‘Bohème’ en la Royal Opera House”. La situación influye en su forma de afrontar su trabajo: “Todo el mundo ve la vida de otra manera, todos estuvimos en la misma situación y todos debemos estar juntos, que haya solidaridad, deberíamos ser todos uno. Esto lo veías en las películas, no podías imaginar vivir algo así. Mira, se me ponen los pelos de punta”.

Emocionada, explica que “antes de la pandemia estaba siempre ocupada, siempre fuera… Continuamente de un país a otro, sin volver a casa, o iba un día y otra vez de viaje. Pararlo todo fue un shock, cuando aterricé en Londres y vi a mi hijo me sentí superaliviada, el mundo ya se podía parar, abrazada a él”.

Hablemos de Mimí: “Es una persona con esperanza, y en esta producción sobre todo, la ves abriendo la ventana, mirando el sol. Es muy pobre. No tiene dinero ni para el alquiler, tiene frío, está sola… pero se despierta y piensa: de lo poco que tengo qué puedo apreciar”.

Puccini es un genio “mostrando con su música la necesidad de los humanos de sentir un romance una pasión, de estar enamorados, porque todo el mundo quiere enamorarse, hasta un pequeño gato lo necesita. Cuando te enamoras el mundo se para, te sientes fenomenal, cada sensación se agranda, ves a la persona que amas de lejos y aunque estés en la III Guerra Mundial te sientes bien”.

Encarnar a un personaje tan emblemático la hace sentirse muy cerca de él, “es tan natural, y épico a la vez. Como son sentimientos que todo el mundo tiene, usas tu propia experiencia personal para construirlo. A medida que pasan los años veo la vida con otros ojos, entiendo más cosas, incluso con la pandemia. Estoy más relajada, acepto mucho mejor lo que viene. Yo procedo de una familia de artistas. Mi madre, pintora y profesora de Bellas Artes, tenía un estudio en un gran edificio donde siempre había escultores, músicos, pintores, escritores… Cuando yo tenía ocho años me llevaba a conocerlos, aún recuerdo que en cada habitación había un olor diferente. Unos eran muy activos, otros relajados… La atmósfera era distinta en cada universo. Con eso vas añadiendo capas a tu vida. El grupo de amigos de la ‘Bohème’ podría vivir en ese edificio”.

¿Cómo se concentra antes de salir a escena? “En el momento en que me pongo el vestuario ya entro en el personaje. Ya estoy ahí”. La conexión con el público se va sintiendo gradualmente, “pero la energía se nota desde que sales al escenario”. Se aprende de todos los directores, “incluso de alguno que sea malísimo, si tienes la mente abierta para absorber, al menos aunque sea para decir: nunca seré así”.

Después de “morir en escena” siendo Mimí se siente “como si hubiera corrido una maratón. Extenuada internamente”. No la etiquetemos: Mimí es “muy solitaria, no la pondría en un cajón con un perfil específico, está con sus libros, tiene sus preocupaciones, quiere estar en la naturaleza, ver la puesta de sol...” Aporta a su Mimí “honestidad, no hay nada falso en ella”. Cuando conoce a Rodolfo “todo se desvanece y está feliz. Es muy triste porque ya no hay tiempo. Se muere”. Por eso todo el mundo desea enamorarse, “no que alguien se enamore de ti, sino tener tú ese sentimiento. Incluso cuando ella agoniza en su cama está agradecida de haber encontrado al amor de su vida. No está triste. Nosotros sí, pero ella está en paz”.

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