El Museo de Bellas Artes de Asturias ha enriquecido considerablemente sus fondos en los últimos dos años gracias a la donación de Plácido Arango (33 obras) y el depósito efectuado por la viuda del IX Conde de Villagonzalo (44 obras). Fruto de estas dos generosas aportaciones –que ya se exhibieron en sus respectivas muestras temporales– la pinacoteca asturiana acaba de reorganizar su colección permanente para ofrecer al visitante una experiencia enriquecida. Además, a partir de los primeros meses del próximo año, el museo asturiano incrementará sus fondos con “una nueva serie de depósitos” de obras de pintura asturiana del siglo XIX procedentes del Museo Nacional del Prado.
“Más intenso y extenso”. Así es como los responsables del Bellas Artes califican el nuevo recorrido expositivo, tras la incorporación de las piezas de la donación Arango y del depósito hecho por la viuda del Conde de Villagonzalo, la asturiana María Luisa Corrada. Prácticamente, menos la sala en la que se expone el deslumbrante apostolado de El Greco –una de las joyas de la pinacoteca asturiana– casi todas las salas del Palacio de Velarde han sido transformadas. Incluso algunas obras se han trasladado a la Casa de Oviedo-Portal y al vestíbulo del Edificio Ampliación. Además de estas dos aportaciones, el museo ha recuperado para la exposición otras obras que estaban en sus almacenes, tal es el caso de una pareja de bocetos del artista Andrés Vidau que ahora lucen, en el vestíbulo del edificio ampliación junto a la obra “Alegoría de Asturias”. Los dos bocetos firmados por Vidau pertenecen a la colección de Nicolás e Inés Vielsa Antuña.
Las salas transformadas son la 1, 3, 4, 5, 6, 7 y 8. Según el Museo, “la presencia de un mayor número de artistas permite disfrutar de un recorrido por la historia del arte mucho más rico y completo. En él, no sólo nombres de talla nacional sino también internacional hacen del actual museo regional un centro de referencia en el panorama museográfico nacional”.
Con estos cambios, la colección expuesta en el Palacio de Velarde, se ha visto enriquecida con la presencia de numerosos autores que anteriormente no estaban presentes en el museo, “nombres de primera fila entre los que se hallan creadores como Juan de Juanes y Juan Pantoja de la Cruz, ambos en la sala 1”, subrayan desde el museo. En el corredor de la primera planta del palacio también pueden contemplarse piezas de otros pintores destacados como Juan van der Hamen y León, Alejandro de Loarte, Massimo Stanzione o Peter Snayers. En la sala 3 se expone también una escultura de la escuela de Juan de Mesa que representa un Niño Jesús. Y ahora, en la sala 5, cuelgan lienzos de Giovanni Battista Pittoni, Louis-Michel van Loo, Mariano Salvador Maella, Ramón Bayeu, Giovanni Battista Lampi. En la sala 6, se exponen obra de Genaro Pérez Villaamil y Federico de Madrazo.
No todas las obras de reciente incorporación están expuestas. Algunas, tras formar parte de las exposiciones temporales están “en fase de descanso”, tal es el caso de los dibujos de Goya y de Madrazo, del reciente depósito de Villagonzalo.
El “remontaje” de las salas del museo buscó también “generar nuevos diálogos” entre las pinturas y otras piezas, como es el caso de las que se han incorporado a la sala 4, como una escultura de San Juan Bautista en el desierto –anónimo español del siglo XVIII–, una custodia de plata que está datada en el año 1725, o una talla del escultor asturiano José Bernardo de la Meana que representa a San Juan Evangelista. En la sala 5 también se repiten estos “diálogos” entre pintura y escultura con la exposición de un grupo escultórico de la castellonense Fábrica de Alcorta dedicado al dios Neptuno (hacia 1800), el busto de dama atribuido a Agustín Pajou o una jarra alusiva a la unificación de Gran Bretaña e Irlanda, datada a principios de siglo XIX y de procedencia inglesa.
La reorganización también ha buscado nuevos sentidos. Por ejemplo, en la sala 4, se cuelga un conjunto de Miguel Jacinto Meléndez, el ovetense fundador de una saga de artistas y cuyo hijo Luis fue el bodegonista más importante del siglo XVIII. “Este conjunto está compuesto por retratos de corte, pintura religiosa y otras obras que dan cuenta de la profusión temática y calidad de sus creaciones. Junto a ella, la serie de bodegones del afamado Luis Meléndez, varias de las miniaturas que ilustran El Quijote, también realizadas por miembros de la familia Meléndez”, indican desde el museo.
Sala 1
Los visitantes podrán encontrar ahora en esta sala del Palacio de Velarde obras de Juan de Juanes y de Juan Pantoja de la Cruz.
Sala 3
En esta sala del Palacio de Velarde hay una nueva escultura de Juan de Mesa que representa al Niño Jesús.
Sala 4
Se incorpora la escultura de San Juan Bautista, un anónimo español del siglo XVIII, y una talla del escultor asturiano José Bernando de la Meana, entre otras piezas. Hay además un espacio específico dedicado a Miguel Jacinto Meléndez.
Sala 5
Lienzos de Giovanni Battista Pittoni, Louis-Michel van Loo, Mariano Salvador Maella, Ramón Bayeu y Giovanni Battista Lampi. También, hay un grupo escultórico dedicado al dios Neptuno y un busto de dama atribuido a Agustín Pajou.
Sala 6
La sala 6 del Palacio de Velarde incorpora obras de Genaro Pérez Villaamil y Federico Madrazo, procedentes de las nuevas dotaciones del Museo.
Sala 7
En la Casa de Oviedo-Portal se han colgado obras que antes estaban en el Palacio de Velarde firmadas por Carlos de Haes, Ernet Hébert, Aureliano de Beruete o Ignacio Pinazo.
Sala 8
En esta sala dedicada a la llamada generación romántica se presenta ahora un montaje más rico y novedoso.
