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Asturias ya no está como unas castañuelas

El icónico instrumento “se está perdiendo”, advierte el langreano Gabriel Alberto Elías, que ha entrevistado durante once años a más de setenta intérpretes y ha recorrido la región para grabar bailes tradicionales

Gabriel Alberto Elías Casal, con varios tipos de castañuelas. | Luisma Murias

La castañuela peligra en Asturias. Esa es la “triste” conclusión a la que ha llegado el langreano Gabriel Alberto Elías Casal, tras realizar una tesis doctoral en la Universidad de Oviedo sobre el icónico instrumento y publicar recientemente un libro. Este delineante y músico es rotundo en su mensaje: “La castañuela en la región se está apartando de una forma increíble, se está olvidando en los bailes regionales, y no me gustaría que se perdiese”. Elías Casal lleva once años (desde 2010) rendido al idiófono –así se llaman los instrumentos musicales en que el sonido se produce por la vibración de su propio material primario– que comenzó a estudiar tras realizar la carrera de percusionista y comprobar que no había ninguna publicación en el Principado dedicado a las castañuelas.

“La carrera de percusión es muy diversa, no tocas solo un instrumento, sino una familia entera”, comenta. Así que a Gabriel Alberto Elías le picó el gusanillo por la castañuela, animado también por el profesor del Conservatorio Municipal de Música Julián Orbón de Avilés Julio Sánchez-Andrade, quien había abordado mínimamente el idiófono en un libro. El langreano realizó hasta 75 entrevistas, desde artesanos hasta vecinos, y recorrió Asturias para grabar y fotografiar los bailes regionales.

Gabriel Alberto Elías Casal. | Luisma Murias

De todo, sacó que en el centro del Principado convive la castañuela clásica o de fábrica –la negra y sin adornos– con la artesana. Mientras que en el Oriente domina la primera y en el Occidente la segunda. De ese intenso estudio, Casal también descubrió que, por ejemplo, en Llanes solo tocan las castañuelas las mujeres y, sin embargo, en Tineo ambos sexos con alguna que otra diferencia. En este municipio, “las mujeres llevan el instrumento decorado, mientras que el de los hombres es de otro tipo; también colocan las manos de forma diferente”, asegura.

A pesar de todo, al músico langreano, que leyó su tesis en 2016 y continuó con su estudio hasta hoy, le disgusta que la castañuela esté perdiendo presencia en los bailes regionales. Muchas veces, argumenta, “por cuestiones ideológicas”, al asociar el instrumento con la marca España y en consecuencia con partidos de derecha, y en otras, directamente por vagancia. “Me han llegado a decir que es un lío andar poniéndolas y quitándolas. Pero no se dan cuenta de que es cultura, que la castañuela ha viajado por el mundo, que ya se utilizaba en Mesopotamia. Y que aporta ritmo al baile. No entiendo que hoy pongan los brazos en alto y den chasquidos en vez de utilizar el idiófono. Igual que se cuida el traje, se deberían cuidar los instrumentos”, se queja.

Más aún cuando la castañuela tuvo su época dorada e, incluso, se utilizaba entre parejas “como símbolo de compromiso”. “El hombre se quedaba con una parte y la mujer con la otra. Era muestra de felicidad”, comenta. A todo ello se suma que en las escuelas, según los testimonios recogidos por el autor, el típico instrumento no cala entre los niños. “Me contaban los profesores que los alumnos hoy ya no se entretenían con las castañuelas”, señala. Y es que en la era de la tecnología prefieren mil veces la consola y el ordenador a hacer sonar dos piezas de madera. Su libro, titulado “Las castañuelas en el folclore musical asturiano”, incluye hasta modelos de castañuelas dibujados a tamaño real –aquí aprovechó su formación como delineante– para quien quiera pueda replicar esas creaciones en madera. Asimismo, la publicación contiene un código QR con material fotógrafo y vídeos de su recorrido que hizo por el mundo de la castañuela asturiana.

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