En la presentación de su libro “La Biología Molecular en 7 metáforas”, ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en Oviedo, Pablo Argüelles, cardiólogo en el hospital de Cabueñes de Gijón, estuvo arropado ayer por el exentrenador y portero de Juan Carlos Unzue, que se unió telemáticamente al acto, presentándose como “uno más en el equipo de enfermos de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) de este país” y que agradeció al joven médico su decisión de donar los beneficios de la venta del volumen a la atención de los afectados por esa dolencia. Pablo Argüelles también estuvo acompañado por el vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo, Antonio Fueyo, y por la presidenta de la Asociación ELA Principado, María José Álvarez, y más tarde se incorporó a la presentación el director del Área de Estudiantes de la Universidad, Juan Manuel Marchante. El autor de “La Biología Molecular en 7 metáforas” repasó y comentó su libro capítulo a capítulo y dejó ilustrativas reflexiones sobre el avance en el conocimiento de la vida y la naturaleza humana. “Una de las búsquedas más emocionantes de la historia de la humanidad es la que acabó con el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN”, sentenció a lo largo de su intervención.

Fue una de las muchas observaciones que Pablo Argüelles dejó caer a lo largo de su presentación, que empezó por el capítulo dedicado a “los ladrillos de la vida”, que no son otros que los aminoácidos, según explicó, y concluyó con un optimista augurio. “El futuro que se abre ante nosotros es totalmente esperanzador: tenemos la oportunidad de hacer bueno el sueño del doctor Ochoa, que decía que la medicina será molecular o no será”, manifestó. De principio a fin, Argüelles salpicó su exposición con citas, anécdotas y ejemplos tomados de la historia, del cine y la literatura. Mencionó a Allan Poe y al Dorina Grey de Wilde, “El curioso caso de Benjamin Button” y “Los Inmortales”, con el propósito de hacer llegar más directamente su mensaje al público. “Las bacterias son los verdaderos inmortales”, comentó, y reconoció haber tomado de una entrevista a Steve Jobs, en la que decía que los ordenadores eran bicicletas para el cerebro, la idea para uno de los capítulos del libro: “Las encimas son las bicicletas de las células”.

Lo primero que hizo Pablo Argüelles al tomar la palabra fue expresar su agradecimiento a Carlos López Otín, que ha prologado “La Biología Molecular en 7 metáforas” y en el que su autor reconoce a “un referente internacional, con categoría de leyenda” y cuyo mérito acrecienta el haber desarrollado su brillante carrera en un lugar pequeño y de la periferia como Asturias. Argüelles también tuvo palabras de reconocimiento para la bioquímica Margarita Salas, “una persona entrañable y a la que no se le dio en vida el reconocimiento que merecía, por lo menos debería haber recibido el premio ‘Príncipe de Asturias”.

De introducir el acto de ayer en el Club Prensa Asturiana se encargó Antonio Fueyo, que fue profesor de Pablo Argüelles, de quien siempre le llamó la atención su “educación y su madurez”. Con él tiempo supo que antes de emprender la carrera de Medicina se había graduado en Derecho y que al acabar sus clases, cuando lo veía salir corriendo, asistía a las que daba López Otín en Biología. De su libro, que se puede adquirir en las librerías y en formato “on line” en la librería Cervantes, dijo que es “un compendio de biología molecular”, “muy sencillo, de modo que todo el mundo lo puede entender” y que se animó a recomendar como herramienta didáctica para los alumnos de bachillerato. Coincidió en ello con Juan Manuel Marchante, que se refirió a él como “un libro divulgativo increíble”.