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Concentrados para el último tirón de la EBAU en Asturias: "Esperamos que este esfuerzo se vea reflejado en el resultado final”

En salas de estudio, en los institutos o en casa: tres historias de preparación intensa de la prueba de acceso a la Universidad

Nicolás Velasco, en su casa de Pola de Siero.

El centro de estudios del Vasco se ha convertido en los últimos días en un desfile de estudiantes de la EBAU que solo salen de allí para realizar pequeños descansos y compartir tanto nervios como motivación. Lydia Rodríguez, Rodrigo Cuesta, Marta Canellada, Carla Casero y Lucia Altube son amigos y compañeros del colegio Meres –una de ellas del Peñamayor–. Se encuentran a las puertas de la Universidad y la necesidad de concentración resulta cada vez más apremiante.

“Son ya muchas semanas preparándolo y tratando de llevarlo al día”, explica Rodríguez con motivación: “Ya nos enfrentamos al último empujón y esperamos que este esfuerzo se vea reflejado en el resultado final”. ¿La asignatura que más teme? Lengua y Literatura, que además será con la que se dé mañana, miércoles, el pistoletazo de salida a las pruebas en Asturias, a las que están convocados más de 4.400 alumnos, que son 500 menos que hace un año. Lydia Rodríguez le teme también a la Historia, las materias que consideran “más densas”, por no decir otra cosa.

En el caso de Cuesta es Biología el examen que más le preocupa, aunque tiene unas planificaciones “ambiciosas” que van desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche. El mismo horario siguen sus compañeras, alguna viene de fuera y por lo tanto hace vida en el centro de estudios.

El hecho de pasar la presión todos juntos es de gran ayuda, coinciden: “Te anima a no mirar el móvil, si lo coges te da vergüenza al ver al resto concentrados”. Salen en grupo y se apoyan cuando aparece la debilidad. “La clave es repasar lo máximo posible para soltar todo el conocimiento el día de la prueba casi sin pensar”, concluyen. Y si flaquean una jornada: “Al día siguiente tocará esforzarse aún más”.

Lucía Martínez Tirador, gijonesa del barrio de Pumarín, y estudiante del IES Montevil, estudia sola en casa y es una de las muchas alumnas que se juegan parte de su futuro a una nota. La joven irá a las instalaciones de la EPI –la Politécnica–, la sede que le corresponde, con una nota media de 9,12 en Bachillerato. Su objetivo pasa por lograr casi un 13 sobre 14 para poder entrar al grado en Biotecnología en la Universidad de Oviedo. “También me gustaría Fisioterapia, como segunda opción”, explica la bachiller. Un grado universitario que en los dos últimos años lleva teniendo más tirón que otras titulaciones más clásicas. Así que necesitaría más de un 12 sobre los 14 puntos totales de la EBAU.

Por la izquierda, Carla Casero, Marta Canellada, Lucía Altube, Rodrigo Cuesta y Lydia Rodríguez. | E. G. D.

Martínez asegura que a pesar de padecer los nervios propios de los días previos a la prueba ya está acostumbrada a lidiar con la presión: “Hago atletismo y ya fui a varios campeonatos de España, por lo que sé lo que es rendir bajo presión”. Tras un primero de Bachillerato semipresencial por la pandemia, la joven explica que el segundo curso fue “el más difícil que hice en toda mi vida”. Ahora ya han bajado el ritmo de las clases para dedicarse de forma plena al estudio, pero la exigencia continúa siendo máxima: “Me levanto sobre las nueve de la mañana, desayuno y me pongo a estudiar de diez a dos de la tarde. Después de comer, sobre las cuatro vuelvo otra vez hasta las ocho”.

Además de la fase general de la EBAU, Lucía Martínez hará dos asignaturas específicas para lograr la nota deseada: Biología y Química. Tras mucho esfuerzo y constancia –valores inculcados desde su faceta deportiva, asegura– dará el último empujón para lograr su objetivo: “Mi familia tiene ganas de que termine ya todo esto. He de decir que sin su apoyo no hubiera podido con todo. Son fundamentales, porque siempre están en los días malos”.

Otro que cuenta las horas entre agobios es Nicolás Velasco. Tiene muy claro lo que quiere hacer y ahí radica la presión. El de Pola de Siero, que cumple hoy 18 años, llega al examen con una media muy alta, un 9,89, pero su objetivo es hacer Medicina, otra de las carreras que piden una nota más alta tras la EBAU. “Me llama la atención el tema de las enfermedades, cómo curarlas, qué tratamientos se les pueden dar, al principio también pensé en hacer Biología, pero luego me interesó más la Medicina porque tienes más cerca a las personas”, explica sobre su vocación.

Velasco ha hecho Segundo de Bachillerato en el IES Río Nora, de Pola de Siero, en la rama de Ciencias de la Salud, y explica que su organización para preparar la EBAU no se basa en un calendario concreto: “Más que tener un calendario lo que hago es que me levanto por la mañana y voy al instituto a clases de repaso y, a lo mejor, un día tengo tres horas y el resto de la mañana me las paso estudiando sobre lo que repasé en la sala de estudio”.

Lucía Martínez.

Ya en casa, por la tarde, va escogiendo materias para ir avanzando en su preparación: “A partir de las 16 horas, un día me dedico solo a las matemáticas y me voy organizando mentalmente lo que me queda por repasar”, señala. En cuanto a las materias que lleva más justas, Nicolás Velasco explica que serían Historia y Literatura: “Lo fui dejando un poco”. Y es que, reconoce, “soy muy de Ciencias”.

En cuanto a los años del covid, el de Pola de Siero asegura que les ha afectado “para bien y para mal”: “El examen es más fácil, pero también es verdad que por eso la gente va a tener mejores notas”. En cuanto a la experiencia académica en estos años de pandemia, teme esas lagunas que le pueda dejar el covid: “En 4º. de la ESO hubo una parte del temario que no pudimos dar y en materias como Química se notó al año siguiente”.

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