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La Ópera de Oviedo, vista de cerca y al mínimo detalle

Utilería y atrezo original de grandes funciones como “Manon”, “Traviata” o “Lohengrin” son algunos de los componentes más especiales de la exposición en Trascorrales

Público en Trascorrales, observando algunas de los bocetos de diseños de ópera y otros elementos gráficos. IRMA COLLIN

Contemplar el traje original de la soprano Victoria de los Ángeles para la ópera «Manon», de Jules Massenet, con la que se reinauguró la Ópera de Oviedo en 1948. Recordar en fotos algunas de las grandes actuaciones operísticas que han pasado por Oviedo; aprender de los bocetos de grandes figurinistas del «bell canto». Y, sobre todo, ver todo ese preocisismo escénico al alcance de la mano. «Si vas a la ópera no ves con ese nivel de detalle los vestuarios porque están dañados por la luz. Aquí los tienes a un metro, es quizá uno de los elementos más llamativos», señala el escenógrafo Luis Antonio Suárez, responsable del diseño expositivo de la muestra que, para conmemorar los 75 años de la Ópera de Oviedo, se inauguró la semana pasada en Trascorrales.

El traje de Victoria de los Ángeles es un diseño de A. Bastida y se puede apreciar un clasicismo puro del siglo XVIII, al estilo María Antonieta. Para la exposición ha sido cedido gracias a la cortesía de la Fundación Victoria de los Ángeles. Entre las múltiples fotos que tanto van a hacer recordar a los visitantes, las hay de destacados cantantes que han actuado en la capital del Principado y se cuela incluso un retrato del actual director general y artístico de la Ópera de Oviedo, Celestino Varela, cuando actuó en el teatro ovetense. 

Algunos de los dibujos de escenografía de la exposición. IRMA COLLIN

«Se ha diseñado un recorrido perimetral que finaliza en unas butacas desde las que se podrá ver un vídeo recopilatorio de las distintas funciones interpretadas en la ciudad», explica Luis Antonio Suárez. «Las dimensiones de la sala permitieron montar la exposición como si fuera un teatro y hacer una mejor recreación de los intérpretes, la escenografía, la indumentaria…», añade. 

Cornisas que no fueron destruidas en la guerra

Al inicio del recorrido se observan dos carteles que anuncian la obra «Norma», uno en la temporada XIV y el otro en la LXXV, reflejan el espíritu de la exposición y la filosofía de su título «La tradición más contemporánea». En el diseño se puede apreciar el paso del tiempo: si hace 60 años era puro grafismo, hoy en día se ha actualizado el diseño. Un detalle de estos carteles es que la cornisa de la que cuelgan está rematada con una reproducción de los portacarteles antiguos del teatro Campoamor, lo único que no se destruyó de la fachada tras la Guerra Civil.

El traje usado por Victoria de los Ángeles. IRMA COLLIN

Entre sus joyas encontramos un fragmento de lienzo del decorado original de la ópera «Traviata» de Giuseppe Verdi, interpretada en la capital en 1980. Su pintor es M.A. Campano y el encargado del diseño, Julio Galán. 

Otro elemento destacado de la muestra es el casco y el cuenco originales que utilizó el tenor Francisco Viñas en la ópera romántica de Richard Wagner «Lohengrin», representada en la ciudad ovetense en 1908. Este atrezo ha sido cedido por cortesía de la Fundació Francisco Viñas (Barcelona). 

Las muestras de atrezo incluyen la reproducción del traje de Nabucco, el rey de Babilonia, en la tragedia lírica de Giuseppe Verdi «Nabucco», obra de la diseñadora asturiana Pepa Ojanguren; y la de la indumentaria de la soprano protagonista Tirésias en la ópera «Les mamelles de Tirésias» (Los pechos de Tiresias), de Francis Poulenc. El diseño es obra de Gabriel Salaberri y la peculiaridad es que está hecho a base de sujetadores de color morado. 

Figurines 

En la exposición aguardan muchos ejemplares de diseño escenográfico y figurines de obras como «Pescadores de perlas», diseñada por Julio Galán o láminas hechas por el propio Luis Antonio Suárez de óperas como «Nabucco», «Salomé» o «Ifigenia en Táuride».

Un visitantes, observando algunas de las fotografías puestas tras una réplica de los palcos del Campoamor. IRMA COLLIN

Suárez destaca que toda la muesta forma parte de un patrimonio cultural asturiano «muy valioso que tenemos que destacar» a la par que llega a ser «entretenido, divertido y didáctico». Todo lo que está exhibido es material obtenido de las distintas representaciones que se hicieron en Oviedo. Una de las utilerías más especiales para los ovetenses son los balcones usados en las óperas «Una tragedia florentina», de Alexander von Zemlinsky y en «Pagliacci» (Payaso) de Ruggero Leoncavallo; que aparecían simulando los propios balcones y butacas del teatro Campoamor, haciendo un efecto de espejo entre el escenario y el público. La exposición recoge varias reproducciones de estos balcones diseñados por Ramón Ibás.

Estamos ante una exposición con «un fondo de documentación muy fuerte en la que el que quiera ir a ver solo datos sin contemplar la estética también puede hacerlo». Muestra de ello son las múltiples reseñas de periódicos auténticos de la época que narran de la mejor forma la historia de la Ópera de Oviedo desde 1948. La entrevista de LA NUEVA ESPAÑA a la soprano Montserrat Caballé por su actuación en «Luisa Miller», publicada el 17 de septiembre de 1978 es un ejemplo. Pero hay mucho más. Lo dicho: una cita para disfrutar del detalle y de la ópera vista desde muy de cerca, casi con lupa.

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