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¿Qué hará la Universidad para mejorar su posición internacional? Liberar a los científicos de papeleo para que puedan producir más

"Tenemos potencial para estar entre las 500 mejores instituciones del mundo en el ranking Shanghái", afirma el consejero Borja Sánchez

El Rectorado de Ignacio Villaverde potenciará el número de horas que los profesores universitarios dedican a la investigación e implementará este mismo otoño las primeras medidas de digitalización con el fin de aligerar la carga burocrática de los científicos. Son los dos primeros pasos que dará la Universidad de Oviedo para mejorar su posición internacional y recuperar el puesto 401-500 en el prestigioso ranking de Shanghái. La institución académica asturiana entró en el club de las 500 mejores del mundo en 2019 y se mantuvo en la élite en 2020, sin embargo, en 2021 y 2022 retrocedió 300 puestos hasta situarse en el top 701-800 actual. Al igual que los decanos y directores de centros, el consejero de Ciencia, Borja Sánchez, aseguró ayer a LA NUEVA ESPAÑA que "la Universidad de Oviedo tiene el potencial necesario para volver a estar en el ranking de las 500 mejores". Y se comprometió a actuar: "Debemos articular los mecanismos para que esto sea posible de nuevo".

El equipo de gobierno de la institución académica ya está en ello, pero el titular de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado avisa que éste será "un trabajo a medio plazo", pues "la foto que estamos viendo ahora es el resultado de como mínimo 4-5 años"; el tiempo que implica "conseguir buenos proyectos en convocatorias de concurrencia competitiva, realizar los experimentos, interpretarlos, publicarlos...". En concreto, el ranking de Shanghái pone el foco en la investigación y los indicadores que utiliza son seis. Los siguientes: número de premios Nobel o medallas Fields entre sus egresados y personal docente, número de publicaciones científicas altamente citadas en 21 categorías, número de publicaciones en las revistas "Nature" y "Science", número de publicaciones indexadas en las bases de datos SCI y SSCI, y una ponderación de la productividad que se calcula dividiendo la puntuación de los cinco indicadores anteriores por el número de personal docente e investigador a tiempo completo.

Puesto que la Universidad de Oviedo no tiene a ningún premio Nobel ni a ninguna medalla Fields en su plantilla, la única vía que tiene Asturias para subir puestos en la clasificación de Shanghái es publicar mucho y hacerlo además en revistas de alto impacto. Para ello, no hay mayor secreto que impulsar la investigación. El Rectorado ya se está moviendo y precisamente en la dirección que demandan los responsables de centros universitarios: facilitar la gestión administrativa a los investigadores y reducir la carga docente a los científicos con mayor producción.

Medidas de digitalización

En relación a la primera cuestión, el equipo de gobierno de la Universidad de Oviedo avanza que este otoño llegarán las primeras medidas de digitalización. Estas son, a grandes rasgos: "mejoras en los servicios a investigadores, registro y factura electrónica, generalización del uso de la firma digital, implantación del expediente electrónico y nueva web institucional". Con todo ello, aseguran, "la carga burocrática se aligerará sensiblemente". Además, el Rectorado anuncia que va a "revisar a fondo el sistema de desgravación docente, de forma que se consiga potenciar aún más el tiempo dedicado a la investigación".

A diferencia de lo que ocurre en otros países, en las universidades españolas es obligatorio que los científicos den un número mínimo de horas de clase. Durante los últimos mandatos, la carga docente se ha ido reduciendo considerablemente, pero sin poder llegar a formar plantillas únicamente de investigadores como sí tiene por ejemplo el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Así, hoy en día, el número mínimo de horas de clase se sitúa en 150 no siendo cargo académico. La Universidad también tiene algunas excepciones y ha premiado a científicos con alta producción con menos carga docente. Es el caso del físico Pablo Alonso, que hace investigación en un 75-80% y gracias a ello, según él mismo ha reconocido, consiguió este verano una de las mayores ayudas europeas: la "Consolidator Grant", del Consejo Europeo de Investigación (ERC por sus siglas en inglés) y dotada de 2 millones de euros.

Todo lo anterior son medidas de urgencia que vendrán acompañadas más adelante de otras de mayor calado fruto del trabajo de análisis que está haciendo el equipo de Villaverde. Desde su entrada en el Rectorado, hace ya más de un año, la dirección de Calidad del vicerrectorado de Gestión Académica, explican fuentes rectorales, "se están analizando los principales rankings, los resultados obtenidos en ellos y las razones por las que la Universidad fluctúa o está en una posición determinada". Gracias a ello, adelantan, "el próximo año estaremos en condiciones de ofrecer un análisis completo de estas cuestiones y, en consecuencia, adoptaremos una serie de medidas que, de momento, resulta prematuro concretar".

Captación de talento

Otra clave para mejorar en los rankings internacionales, según expusieron en LA NUEVA ESPAÑA los decanos y directores de facultades y escuelas, es poner el foco en la captación de talento. Y sobre todo, del más joven, es decir de los investigadores pre y postdoctorales, que son los que más publican en revistas científicas. En este contexto, el Rectorado de Villaverde asegura que la Universidad de Oviedo "ha mejorado de forma muy sensible". "Tenemos más solicitudes Ramón y Cajal y Beatriz Galindo y los programas María Zambrano, Severo Ochoa y Margarita Salas han sido todo un éxito", comentan. En este apartado, el consejero Borja Sánchez resalta que "durante esta legislatura hemos logrado resolver y adjudicar una convocatoria de ayudas predoctorales Severo Ochoa anual, con la previsión de incorporar 265 nuevos contratados entre 2019 y 2023". "A mayores –añade–, hemos implementado la primera edición de un programa de formación, atracción y retención de talento que se verá potenciado con la creación de la Agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación".

La Agencia, apunta Sánchez, también llega para reducir la burocracia a los investigadores. "La ley de agencia traerá un procedimiento de gestión de la I+D adaptado a sus requisitos, mucho más ágil y flexible, que redundará en una previsión y calendarización de las convocatorias que permitirá organizarse previamente a nuestro ecosistema investigador". Por otro lado, continúa, "la Agencia pondrá a disposición de nuestros investigadores herramientas para aumentar el impacto y la transferencia de sus trabajos, y esto debe conllevar un aumento paulatino del porcentaje del presupuesto destinado a financiar actividades de I+D para que Asturias se alinee con las directrices europeas y con el reciente Pacto por la Ciencia y la Innovación".

En el terreno económico, subraya el titular de Ciencia, "este Gobierno está realizando la mayor aportación económica que la Universidad de Oviedo haya recibido en su historia, y queremos que así siga siendo, dentro de las posibilidades presupuestarias", porque, argumenta, "Asturias necesita una universidad fuerte y dinámica para acompañar en la transición del modelo productivo asturiano de la mano de la ciencia y la innovación". Pese a que la Universidad de Oviedo está en condiciones de mejorar su posición en la ranking de Shanghái, Borja Sánchez afirma que estar en el top 800 es un "buen" puesto "si miramos el contexto", con más de 20.000 instituciones académicas funcionando en el mundo.

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